EDITORIAL
1. También el pueblo debe respetar la Constitución. No vale la pena perder el tiempo en averiguar si las 360.000 rúbricas recolectadas fueron autenticadas o no por un escribano público o si los firmantes actuaron voluntariamente o no. Aunque todos los ciudadanos inscriptos en el Registro Cívico Permanente hubieran dado en verdad su apoyo a la enmienda constitucional para la reelección presidencial, la iniciativa popular habría sido igual de estéril, por la sencilla razón de que la Constitución prohíbe que el Congreso vuelva a tratar la referida cuestión antes de que transcurra el plazo establecido por la ella.
2. Combatir con rigor la explotación de la niñez. La caritativa actitud de una joven señora, que salvó la vida de la criatura indígena que estaba en la calle lleno de suciedad y gravemente desnutrido, atada a una niña también indígena, merece el reconocimiento social. Ojalá que este ejemplo de amor al prójimo cunda y que la sensibilidad ante la suerte de los desamparados sea cada vez mayor. Pero también es necesario que los progenitores o quienquiera que abuse de los niños, poniéndolos en situación de extremo riesgo, sean denunciados ante los organismos competentes y que las autoridades apliquen la ley que corresponda.