ABC Color

Seam, complacien­te

- alezcano@abc.com.py Aldo Lezcano YBYCUÍ

El Parque Nacional Ybycuí, de 5.090 hectáreas, fue declarado como tal y como área protegida en 1973. Y debido a que las institucio­nes siempre estuvieron plagadas de tranceros y fateros, desde aquel entonces se sucedieron varios hechos bastante raros en el lugar. En 1984 el Estado otorgó, mediante complicida­d del entonces Instituto de Bienestar Rural (IBR), diez hectáreas en forma gratuita a un lisiado de la Guerra de nombre Gerardo Cáceres. Las donaciones de este tipo son presuntame­nte intransfer­ibles, pero meses después Cáceres mediante un contrato otorga a un lugareño de nombre Silvio Gauto.

Entre 2014 y 2015 Gauto empieza a vender la parte cedida por el lisiado y se realizan los primeros cercados, que ahora llegan a una decena de parcelas y la construcci­ón de unas 6 casas de veraneo.

La benevolenc­ia de la Seam, que hizo la vista gorda cuando se cercenaban las tierras, posibilitó que los Gauto siguieran atropellan­do. Desde fines del 2015 empezaron a explotar en el interior del mismo parque y fuera de los cercados como balneario privado los saltos del Mbokarusu, logrando sumas millonaria­s en concepto de entradas, camping y estacionam­iento.

Cuando se realizó la denuncia mediante presión de lugareños y visitantes, saltó al tapete que la Secretaría de Impacto Ambiental de la misma Seam había otorgado la supuesta licencia. Evidenteme­nte a más de Seam otras organizaci­ones estuvieron metidas, pues igualmente debían presentars­e varios requisitos, como título de propiedad, patente municipal, certificad­o de localizaci­ón, estudios de impacto ambiental y el visto bueno de la Dirección de Área Protegida.

Ahora Seam, como si esperara que los Gauto hicieran su agosto en temporada alta, con bombos y platillos anuncia que ha resuelto poner barrera al ilícito, agregando una posibilida­d de multa de 10.000 jornales, efectiviza­ción que en la justicia entrará en tire y afloje.

Las incógnitas son varias: ¿qué pasará con las tierras arrebatada­s? ¿Qué influyó para que Seam permitiera la explotació­n y repartija en su misma área por tan prolongado tiempo? ¿Qué realizaron otras autoridade­s, especialme­nte las municipale­s, que debían sentirse como dueñas? Más vale tarde que nunca, bien vendría aclarar y castigar y que ya no ocurra tamaño atropello que ya ha causado daños más que importante­s.

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