Un acoso no puede ser minimizado
La ministra de la Mujer, Ana María Baiardi, calificó el acoso como un hecho grave y no puede ser minimizado porque es la antesala para otro tipo de violencia. Fue al ser consultada sobre las primeras expresiones del arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, en las cuales minimizó la denuncia de acoso sexual efectuada por la joven Alexandra Torres (20) contra el expárroco de Limpio Pbro. Silvestre Olmedo.
“Que sea en este caso un sacerdote..., lo que puedo decir es que por suerte el caso está en manos de la justicia, que le va a tomar como un ser humano o como un ciudadano cualquiera; sin ningún tipo de privilegios, entiendo que la fiscalía así lo esta viendo”, expresó.
Lamentó que como sociedad se minimice este hecho grave de violencia.
“Él (arzobispo de Asunción) se expresa con base en el derecho canónico, material en el que me declaro totalmente ignorante. Y sobre eso no puedo opinar porque no conozco, pero sí puedo opinar de que un hecho de esta naturaleza no puede ser minimizado, ni tampoco considerado como un acto leve porque la víctima es mayor de edad. Para nosotros independientemente de la edad de la víctima, siempre es un hecho grave el acoso. Es importante saber que hay un rechazo a este tipo de situaciones”, puntualizó la ministra.
Baiardi señaló que institucionalmente el acoso es un hecho grave independientemente de quién sea el agresor y quién es la agredida.
“Para nosotros, estas situaciones son hechos graves porque es la antesala de cualquier otra violencia. No podemos tomar al acoso como un hecho tan aislado, como una situación desafortunada, porque son situaciones que están muy arraigadas en nuestra sociedad y que pueden elevar a otras situaciones de más desgracias. Pero no es solamente por eso, sino porque el acoso afecta la dignidad de la víctima, el acoso sexual –el toqueteo–, como así también el acoso verbal, que es tan grave como el físico, porque menoscaba la dignidad de las personas”, señaló Baiardi.
La víctima denunció que en principio Olmedo le manifestaba su interés con palabras y que después, el 21 de setiembre de 2016, pasó al manoseo en la espalda y el pecho. Eso fue lo que la motivó a presentar la denuncia formal. De acuerdo a la denunciante, el sacerdote aprovechó una tarde que ella se encontraba sola en la secretaría parroquial para intensificar el acoso y manosearla.