El otro rapto de Europa
El pasado 7 de febrero publicó www.americanthinker.com una caricatura que no tiene desperdicio por su rabiosa actualidad. El dibujante, Ronny Gordon, nos muestra en primer plano a un sarraceno que viene huyendo con tanta velocidad como permiten las patas de su cabalgadura tras perpetrar el secuestro de Europa.
A Europa la trae bien sujeta con la mano de las riendas mientras con la otra enarbola la cimitarra, para advertir al jinete que los persigue que no será fácil arrebatarle la presa.
El perseguidor, que ya resulta reconocible a lo lejos sobre su brioso corcel, se acerca de punta en blanco armado con escudo y lanza en ristre y no es otro que Donald Trump. ¿Pues qué creen que exclama Europa cuando descubre quién viene a rescatarla? –¡Pero si es Trump! ¡Estamos perdidos! El primer rapto de Europa, como sabe todo el mundo, fue el mitológico. El compañero Zeus, mandamás que era del olimpo, se prendó de una fenicia a la que le gustaba entretener sus ocios recogiendo florecitas en el campo. Para acercársele sin levantar sospechas Zeus se transformó en toro blanco y, haciéndose el manso y el tonto, logró ponérsele al lado sin sobresaltarla.
Cuando ella vino a darse cuenta ya estaba a lomos del animal y este se había tirado al mar para ir nadando sin parar hasta Creta. Allí la convirtió en reina y la hizo tan famosa que terminaría dando nombre al continente más importante en la historia de la humanidad.
Hay quien discute que Europa haya sido el continente más importante, sobre todo a partir de comienzos del siglo XX cuando los Estados Unidos pasaron a ocupar su lugar, superándola ampliamente en todos los aspectos. Pero desengáñense, que sin Europa Nananina y Trespatines.
Las ideas y las instituciones que florecerían en los Estados Unidos como nunca antes en parte alguna, y la libertad que buscaban los padres fundadores, se enraizaban en Europa. Como no cesó de repetir Jean-François Revel, América es la extensión de Europa, es Europa.
Lo que pasa es que, al parecer, de repente Europa se nos ha cansado. Tan pugnaces que eran sus hijos, tan belicosos siempre unos hermanos con los otros, de un tiempito a esta parte les ha dado por suicidarse.
A las sociedades europeas han dejado de importarles las cosas importantes y pierden el tiempo en tiquismiquis y quisicosas. No quieren pelear, no quieren defender sus señas de identidad, sus logros, reproducirse, seguir existiendo. Se han contagiado con la idiotez de lo políticamente correcto y abren paso a los nuevos bárbaros, que vienen dispuestos a no dejar títere con cabeza. Y mientras los valores sociales se abandonan y se cierran iglesias por ausencia de fieles, o se transforman en mezquitas, ni siquiera se quiere enseñar la historia como fue. Ni siquiera el Vaticano levanta una voz de alarma.
El primer rapto de Europa sirvió para bautizar el continente de las luces y la prosperidad, del derecho y de los valores humanos, que son los judeocristianos. Con razón fue inmortalizado mil veces a lo largo de centurias por artistas extraordinarios.
El segundo rapto de Europa, en pleno curso, terminará sin gloria no solo con un nombre sino con todo un sistema de vida, arrasará con la civilización más elaborada. Europa renuncia a ser Europa y acabará siendo Eurabia.
Y en el mientras tanto, ese continente en agonía se escandaliza o se solaza despotricando contra Donald Trump. [©FIRMAS PRESS]
*Analista político