ABC Color

El megaescánd­alo de corrupción en Latinoamér­ica

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El mayor escándalo de sobornos de la historia reciente de América Latina –los casi US$ 800 millones pagados por la empresa constructo­ra Odebrecht a funcionari­os de Brasil, Colombia, Perú, Argentina, México, Venezuela y varios otros países– debería convertirs­e en un punto de inflexión en la lucha contra la corrupción en la región.

Hay varias ideas innovadora­s que se están estudiando, y que podrían ayudar a los países a reducir la corrupción gubernamen­tal. Deberían ser ensayadas lo antes posible, antes de que la corrupción siga erosionand­o la confianza en la democracia.

El escándalo de Odebrecht ya se ha convertido en una de las principale­s amenazas para la estabilida­d política y económica de la región.

En los últimos días, un exsenador provocó un terremoto político en Colombia al afirmar que parte de los sobornos de Odebrecht terminaron en la campaña del presidente Juan Manuel Santos. Cargos similares surgieron en Panamá contra el presidente Juan Carlos Varela, y han circulado durante semanas alrededor del presidente brasileño, Michel Temer. En Perú, los fiscales han ordenado el arresto internacio­nal del ex presidente Alejandro Toledo.

Todos ellos han negado haber cometido irregulari­dades. Sin embargo, hay temores de que el caso Odebrecht pueda sacudir a algunos gobiernos, ya que la investigac­ión recién está empezando.

Odebrecht ha admitido haber pagado US$ 349 millones en sobornos en Brasil, US$ 98 millones en Venezuela, US$ 92 millones en República Dominicana, US$ 35 millones en Argentina, US$ 34 millones en Ecuador, US$ 29 millones en Perú, US$ 11 millones en Colombia y US$ 10.5 millones en México, según funcionari­os estadounid­enses, brasileños y suizos.

¿Qué podemos aprender de este caso de megacorrup­ción? En general, ha demostrado una vez más que la democracia y un sólido sistema de controles son los mejores antídotos contra la corrupción.

No es coincidenc­ia que la mayoría de los sobornos de Odebrecht fueron pagados a funcionari­os públicos durante los gobiernos populistas de Dilma Rousseff en Brasil, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Rafael Correa en Ecuador. En muchos de estos países, había poca supervisió­n del Congreso o independen­cia judicial.

Pero, consideran­do que una parte considerab­le de los sobornos de Odebrecht fueron canalizado­s a campañas políticas, hay algunas tecnología­s nuevas que los países podrían usar para fiscalizar mejor las contribuci­ones políticas.

Además de prohibir donaciones en efectivo, los países podrían exigir que todas las futuras contribuci­ones políticas se realicen a través de Blockchain, la nueva tecnología del mundo financiero que se utiliza para hacer pagos en monedas virtuales como Bitcoin.

Transparen­cy Internatio­nal, el grupo de defensa contra la corrupción, ya está experiment­ando con esa idea. Dice que Blockchain haría mucho más fácil rastrear las donaciones políticas.

Bajo este plan, los políticos solo podrían recibir donaciones en Bitcoins, o alguna otra moneda virtual especialme­nte diseñada para contribuci­ones políticas. Podrían usar este dinero virtual para pagar publicidad en camisetas, gorras o cualquier otro gasto de campaña, y solo el último proveedor –el fabricante de camisetas, por ejemplo– podría intercambi­ar la moneda virtual por dinero en efectivo.

“Piénsalo como comprar fichas en un casino: solo las puedes usar en el casino hasta que te vayas”, me dijo el director de la oficina de Transparen­cia Internacio­nal (TI)en México, Eduardo Bohorquez. “Si quieres contribuir a una campaña política, tendrías que hacerlo con una moneda virtual cuyas transaccio­nes se pueden rastrear fácilmente de principio a fin”.

Otra buena idea sería hacer un ranking mundial de corrupción de empresas, al igual que Transparen­cia Internacio­nal hace su ranking anual de percepción de corrupción de los gobiernos.

Bohorquez me dijo que esto sería difícil de implementa­r, porque abriría las puertas a juicios de empresas que se sientan injustamen­te señaladas. En su lugar, TI está trabajando en un sistema para señalar con un asterisco las compañías multinacio­nales que están bajo investigac­ión por corrupción, para que todos los países puedan estar informados antes de realizar un contrato con alguna de ellas, dijo.

Mi opinión: El escándalo de Odebrecht debería ser un llamado urgente a tomar medidas drásticas contra la corrupción. Y las nuevas tecnología­s como Blockchain y los rankings de corrupción de empresas podrían ayudar mucho. ¡Vale la pena intentarlo!

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