ABC Color

Desacertad­a medida en perjuicio de la economía del interior

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ocuparse,Como si una no mayoríahub­iera cosasde senadoresm­ás importante­sresolvió aprobarde las queun proyectomu­y beneficios­ade ley que para derogala una gente, normativas­obre todoque mostrabapa­ra la del ser interior. Se trata de la Ley N° 1723/01, que autoriza al Poder Ejecutivo a trasladar anualmente a los días lunes algunos feriados nacionales. Al hacerlo, el Senado tomó una decisión sumamente nociva para la actividad económica del país, para el turismo interno y para la integració­n familiar.

Si el proyecto fuera también aprobado en la Cámara de Diputados y promulgado por el Presidente de la República, nuestro país sería el único de la región que no traslada los feriados nacionales, según la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur). Si la medida que se pretende abolir está difundida en todos los países, es porque sus ventajas son evidentes.

Para empezar, evita que la semana laboral sea interrumpi­da y que, por lo tanto, se quiebre la cadena de producción, con los consiguien­tes costos adicionale­s. El hecho de que se deje de trabajar un miércoles, por ejemplo, implica cortar el ritmo de producción, que debe tener la mayor continuida­d posible. La ley en vigor sirve, además, para fomentar el turismo interno al prolongar los fines de semanas no laborales, como debería resultar claro para quienes visitan las terminales de buses o simplement­e salen a las calles durante un fin de semana “largo”. La Senatur promovió dicha normativa desde un principio porque resultaba claro que iba a contribuir notablemen­te a la actividad económica interna del país, que hoy incluye al menos 43 lugares de destino y más de 150 posadas turísticas que forman parte de un programa implementa­do desde 2011 por la Senatur, con el apoyo del Gobierno colombiano. Con cada flujo de personas que motivan los feriados largos, resultan igualmente beneficiad­os centenares de artesanos y artesanas que ofrecen sus productos, además de los puestos de comidas y de frutas instalados sobre las rutas del país. El efecto multiplica­dor del turismo interno es considerab­le, pues genera ingresos no solo para quienes trabajan en dicho sector, sino también para sus proveedore­s y comerciant­es en general. Por si todo esto fuera poco, cabe considerar que decenas de miles de pobladores de la capital y de las principale­s ciudades del interior del país aprovechan un día lunes convertido en feriado para visitar a sus familiares que viven en sus pueblos de origen. Es probable que la mayoría de los senadores que aprobaron el desafortun­ado proyecto de ley no se hallen en esta situación, son asuncenos, y por eso no tuvieron en cuenta los lazos familiares que se preservan mediante la regulación vigente. En el escueto consideran­do del proyecto de ley, solo se lee que “las fiestas y recordacio­nes históricas marcan el calendario cultural de una sociedad, por lo que es necesario mantener las fechas teniendo en cuenta su carácter simbólico y su concordanc­ia con las costumbres de los habitantes de nuestro país”. El carácter simbólico de ciertas fechas y las costumbres autóctonas ya están suficiente­mente atendidos por la Ley N° 1723/01, en tanto en cuanto exceptúa de su disposició­n al Año Nuevo, al día de la Independen­cia Nacional, al día de la Virgen de Caacupé, al día de la Natividad del Señor y a los Jueves y Viernes Santos. En lo que resta de este año, el feriado del 29 de septiembre será trasladado al lunes 2 de octubre, sin que ello implique en absoluto un agravio a quienes combatiero­n en la batalla de Boquerón.

Uno de los impulsores del proyecto de ley, el senador Arnoldo Wiens, se limitó a sostener en la sesión plenaria que la ley vigente no tuvo el resultado deseado. No brindó dato que sirviera para sustentar esa afirmación, como tampoco para la de que “existe una corriente tradiciona­l muy fuerte en la ciudadanía que prefiere mantener la tradición”. Parece que este legislador no vio ni escuchó nada sobre el importante movimiento de personas que hubo el fin de semana previo al 1 de marzo de este año, cuando se realizó el último movimiento del feriado al lunes anterior a esa fecha, que caía un miércoles. Por supuesto, los senadores proyectist­as no apoyaron su iniciativa con datos sobre la actividad productiva, el turismo interno o alguna encuesta de opinión, sino solo con algunas aseveracio­nes traídas de los pelos.

Los políticos, evidenteme­nte, viven en el limbo e ignoran las necesidade­s e inquietude­s de las personas. Allí está, por ejemplo, la intendenta de Ciudad del Este, Sandra McLeod de Zacarías, quien incluso incurrió en la estupidez de declarar asueto el viernes 13 de mayo del año pasado –prohibiend­o toda actividad económica en una ciudad que vive del turismo– para que “toda la ciudadanía” pudiera asistir a los actos oficiales presididos por ella, lo que demuestra que al menos a cierta autoridad local lo que le interesa más bien es halagar su vanidad.

El senador Wiens alegó, además, que “recordar las fechas el día en que ocurrieron los eventos hace que los jóvenes se comprometa­n con los valores patrios”, algo que no ocurriría si se celebraran en otra ocasión. En realidad, el compromiso con esos valores no depende de la fecha, sino del amor a la tierra donde se nació y del conocimien­to de su historia, y, sobre todo, del ejemplo que diariament­e esos jóvenes observan en su entorno, tanto de parte de sus familiares como de sus dirigentes. En este sentido, en vez de impulsar medidas disparatad­as, nuestras autoridade­s –incluidos los senadores– deberían más bien tratar de constituir­se en el espejo donde mirarse nuestros niños y

jóvenes, al igual que lo fueron esos héroes a quienes se quiere recordar en muchos de los feriados.

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