Combatir a los empleados de la mafia en el Gobierno.
En la madrugada de ayer, una banda de sesenta presuntos miembros de la organización criminal brasileña Primer Comando Capital (PCC), munidos de fusiles de gran poder, granadas y armas antiaéreas, atacaron en Ciudad del Este las oficinas de la firma “Prosegur” y se llevaron unos treinta millones de dólares, en el mayor operativo de este tipo en el Paraguay y uno de los más grandes a nivel mundial. Todo indica que la capital del Alto Paraná es un campo propicio no solo para el lavado de dinero, el contrabando de cigarrillos y la venta de productos falsificados, sino también para la preparación y ejecución de impactantes crímenes. En un editorial del 21 de abril decíamos que “el Paraguay se ha convertido en un aguantadero del crimen organizado”. Esto no solo ocurre en Ciudad del Este, sino también en Pedro Juan Caballero, y se ha extendido a otras comunidades otrora pacíficas. Gracias al dinero y a la violencia, el crimen organizado se está apoderando del Paraguay, ante la indiferencia de las autoridades. Es hora de sanear el país, combatiendo a los empleados de la mafia en la administración pública.