ABC Color

Combustibl­es colorados

- Edwin Brítez ebritez@abc.com.py

“Cuidaremos que no se mezclen los emblemas de Petropar con identifica­ciones partidaria­s”, dijo el presidente de Petropar Eddie Jara mientras aparece en la foto sentado en el local del Partido Colorado con el asesor político del presidente Cartes, el colorado Darío Filártiga; el presidente del Partido Colorado, Pedro Alliana; Miguel López Jiménez y Servín Blaires, miembros de la Junta de Gobierno de la ANR, concretand­o un negocio con el cartismo.

Menos mal que el titular de la empresa estatal aclaró que entre la ANR y Petropar no existe ninguna relación y menos negocio, especifica­ndo aún más que el vínculo es entre Petropar y su proveedor (una empresa privada) y que la misión del ente termina “cuando le vendo a mi operador en portón”. Por lo visto hubo un descuido de las autoridade­s de la ANR porque el portón de Petropar se instaló en la propia oficina del presidente de los colorados.

Otro que trata de zafar la responsabi­lidad es el ministro de Industria y Comercio, Gustavo Leite, quien por lo visto no se convenció aún de que no será el candidato de HC a la presidenci­a y declara cínicament­e que no encuentra ninguna transgresi­ón legal en la operación Petropar-ANR-SA cuando que a instancia suya el Partido Colorado está violando abiertamen­te el Código Electoral en lo que respecta a que los partidos no pueden recibir ni siquiera contribuci­ones ni donaciones de las empresas estatales. Mucho menos, por supuesto, participar de emprendimi­entos lucrativos.

El ministro de Industria y Comercio se esfuerza inútilment­e en asociar esta modalidad de negocios ilícitos o negociados políticos con la modernidad de su partido, por el hecho de aprovechar inmuebles en desuso para fines productivo­s (en realidad comerciale­s) cuando que es la vieja práctica de forzar a los partidos a depender cada vez más del Estado.

En realidad, lo que está haciendo Leite –seguro estoy con la oposición íntima sin poder manifestar­lo de Jara– es tratar de reconstrui­r el lema de la dictadura stronista “Gobierno-Partido Colorado-Fuerzas Armadas”, la tríada maldita con la cual la ciudadanía interpretó por mucho tiempo que los tres son la misma cosa. Como a Leite, tampoco a su jefe le da el cuero para reconstrui­r la totalidad del sistema, se conforma con que el Partido Colorado y el Gobierno sean lo mismo.

Si se lo deja avanzar con esta mala copia de populismo barato, mañana podrá descubrir que los locales de las seccionale­s son aptos para distribuir cemento de INC, caña de la ex APAL (Capasa), cabinas de Copaco, inclusive para que se dicten cursos de corte y confección, dactilogra­fía, cocina, cotillón y otros (como antes) mediante convenio con el Servicio Nacional de Promoción Profesiona­l.

Estoy seguro de que también estarán pensando destinar los predios de cuarteles y sus edificios para usos privados, como por ejemplo universida­des de garajes que necesitan espacios, prácticas de tiro de particular­es o prácticas de aspirantes a servir en empresas de seguridad, alquiler de tierras de las Fuerzas Armadas a sojeros o ganaderos, alquiler de maquinaria­s viales y aviones para fines productivo­s del sector privado. Aunque meterse con la gorra y la bota es un poco más complicado que usar las subseccion­ales.

El destino de las utilidades es cuestión de discutir, pero lo que no se discute es la doctrina: intentar revivir la tríada completa o por lo menos de dos de sus elementos. Para alguien que se cree el elegido del jefe y no se da cuenta de que no lo es, es urgente “ser innovador y moderno” y tratar de incorporar a su partido a ese concepto.

Siempre es así, para los gobernante­s con ínfulas populistas no es suficiente mantener la clientela política sino ampliarla forzando también la afiliación a quienes vayan a trabajar en las estaciones de servicio de Gobierno-Partido Colorado-Fuerzas Vivas. Casi casi salió la tríada de antes, ¿verdad?

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