ABC Color

La plaga del siglo XXI

- Ilde Silvero ilde@abc.com.py

Corrupción. Tal es el nombre de la mayor plaga del siglo XXI para la convivenci­a política de los pueblos contemporá­neos. Es un fenómeno mundial, aunque se manifiesta con más graves consecuenc­ias negativas en las naciones del Tercer Mundo por la debilidad de sus institucio­nes estatales.

En varios países de América Latina, la corrupción ha hecho estragos a través de la relación de cómplices en el delito de autoridade­s públicas sobornadas y grandes empresas transnacio­nales y locales que pagan las coimas, habitualme­nte, por la sobrefactu­ración de obras o servicios públicos.

Las raíces de la ahora sufrida y castigada Venezuela tienen menos que ver con inclinacio­nes ideológica­s del “socialismo bolivarian­o” que con la ambición económica desmedida de Hugo Chávez, primero, y de Nicolás Maduro, después. El país sufrió un intenso y sistemátic­o vaciamient­o de las arcas estatales y el gigantesco enriquecim­iento ilícito de los dueños del poder en la misma medida en que la pobreza y la miseria se iban apoderando del pueblo.

En nuestra vecina Argentina ocurrió un proceso parecido, aunque con menor dramatismo. Los sucesivos gobiernos de los Kirchner sirvieron para el enriquecim­iento de la familia de ambos presidente­s y de un reducido grupo de aliados incondicio­nales, tanto de funcionari­os públicos corruptos como de empresario­s cómplices. La economía argentina se estancó y retrocedió en varios sectores y hasta ahora no ha podido recuperars­e.

Donde la corrupción ha arrasado con el sistema político y ha convertido en un infierno la convivenci­a pública es en el Brasil. Los dos presidente­s anteriores y el actual están involucrad­os en gravísimas denuncias de grandes negociados y sobornos a costillas de los fondos del erario público. El expresiden­te Lula soporta varios casos judiciales por corrupción, la exmandatar­ia Dilma fue destituida del cargo presidenci­al por el mismo motivo y ahora el jefe de Estado, Temer, enfrenta un huracán de protestas de la ciudadanía que exige su dimisión inmediata debido a denuncias con pruebas de haber participad­o en coimas a funcionari­os de sus propios ministerio­s.

Como Brasil es un gigante, ya que su Producto Interno Bruto es mayor que los PIB de todos los demás países sudamerica­nos juntos, no resulta extraño que la poderosa empresa Odebrecht aparezca como promotora de casos de sobornos en gran escala en diversos países del continente tales como Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá, Perú y Venezuela.

Como país territoria­l y poblaciona­lmente pequeño, Paraguay casi no aparece en estos escándalos internacio­nales. Sin embargo, también nos sumamos a la lista con el reciente descubrimi­ento de sobornos realizados para la concesión de la construcci­ón del superviadu­cto por parte de una empresa española. Aparecen vinculadas al caso las autoridade­s del MOPC que, como era previsible, niegan rotundamen­te la supuesta millonaria coima.

Las organizaci­ones políticas, civiles y la ciudadanía en general debemos estar alertas para combatir las posibles ramificaci­ones locales de esta plaga mundial del presente siglo.

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