ABC Color

Conexiones “clandestin­as”

- Mariana Ladaga

Desde el lunes 22 de mayo, cuadrillas de la Administra­ción Nacional de Electricid­ad (ANDE) están verificand­o las instalacio­nes eléctricas existentes en Ciudad del Este en busca de conexiones “clandestin­as” o ilegales. Son gente que utiliza electricid­ad sin autorizaci­ón de la entidad, tomándola directamen­te del tendido de alta tensión. También existen casos en los que son clientes de la institució­n, pero con medidores manipulado­s de tal modo que permiten pagar una factura menos abultada cada fin de mes.

Aunque en muchos casos se trata de empresas –e incluso una seccional colorada– que podrían abonar sus cuentas sin más trámites, mayormente las conexiones “clandestin­as” se utilizan en asentamien­tos, cuyos pobladores levantaron cuatro paredes con un techo de chapa sobre tierras que, o son municipale­s o soportan litigios judiciales. La ocupación irregular de la propiedad les impide tramitar la colocación de medidores.

La situación que se da en los asentamien­tos, empero, es muy bien aprovechad­a para lucrar. Según las denuncias, los propios funcionari­os de la ANDE ofrecen a sus pobladores conectar la línea e instalar un medidor digital por un monto de dinero pagado en cuotas. Y, acorde afectados, esos electricis­tas cumplen con algunos vecinos y a otros les cobran, pero no les resuelven el problema, por lo que muchos optan por seguir conectados directamen­te a la línea de alta tensión.

El vínculo entre los funcionari­os de la ANDE y las conexiones “clandestin­as” –que no deberían llamarse de tal modo porque todos saben dónde están– fue por demás patente el lunes 22 de mayo. Tan solo tres horas después de iniciado el operativo de control por la entidad, ya circulaba en las redes sociales el cronograma de tareas con la lista de los barrios afectados por intervenci­ones. “Favor avisar a nuestros vecinos”, advertían los mensajes anexos a la planilla de trabajo programado. Fueron los mismos integrante­s de las cuadrillas fiscalizad­oras las que habían hecho correr la informació­n, según confirmaro­n en la ANDE.

Irónico pero real: es parte de la “cultura de la corrupción” que reina en las institucio­nes públicas, que se aprovecha de las necesidade­s de la gente para lucrar. Al día siguiente de las desconexio­nes, los afectados reiniciaro­n las trámites por “debajo de la mesa” para volver a tener energía de modo irregular.

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