Conexiones “clandestinas”
Desde el lunes 22 de mayo, cuadrillas de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) están verificando las instalaciones eléctricas existentes en Ciudad del Este en busca de conexiones “clandestinas” o ilegales. Son gente que utiliza electricidad sin autorización de la entidad, tomándola directamente del tendido de alta tensión. También existen casos en los que son clientes de la institución, pero con medidores manipulados de tal modo que permiten pagar una factura menos abultada cada fin de mes.
Aunque en muchos casos se trata de empresas –e incluso una seccional colorada– que podrían abonar sus cuentas sin más trámites, mayormente las conexiones “clandestinas” se utilizan en asentamientos, cuyos pobladores levantaron cuatro paredes con un techo de chapa sobre tierras que, o son municipales o soportan litigios judiciales. La ocupación irregular de la propiedad les impide tramitar la colocación de medidores.
La situación que se da en los asentamientos, empero, es muy bien aprovechada para lucrar. Según las denuncias, los propios funcionarios de la ANDE ofrecen a sus pobladores conectar la línea e instalar un medidor digital por un monto de dinero pagado en cuotas. Y, acorde afectados, esos electricistas cumplen con algunos vecinos y a otros les cobran, pero no les resuelven el problema, por lo que muchos optan por seguir conectados directamente a la línea de alta tensión.
El vínculo entre los funcionarios de la ANDE y las conexiones “clandestinas” –que no deberían llamarse de tal modo porque todos saben dónde están– fue por demás patente el lunes 22 de mayo. Tan solo tres horas después de iniciado el operativo de control por la entidad, ya circulaba en las redes sociales el cronograma de tareas con la lista de los barrios afectados por intervenciones. “Favor avisar a nuestros vecinos”, advertían los mensajes anexos a la planilla de trabajo programado. Fueron los mismos integrantes de las cuadrillas fiscalizadoras las que habían hecho correr la información, según confirmaron en la ANDE.
Irónico pero real: es parte de la “cultura de la corrupción” que reina en las instituciones públicas, que se aprovecha de las necesidades de la gente para lucrar. Al día siguiente de las desconexiones, los afectados reiniciaron las trámites por “debajo de la mesa” para volver a tener energía de modo irregular.