Decadencia política
La decadencia política y social y la falta de fortalecimiento institucional en la débil democracia paraguaya fue abordada por el doctor Mateo Balmelli, en una conferencia en la Universidad Hispano Guaraní de San Juan Bautista. La democracia manejada por poderes públicos y por políticos divorciados de las necesidades de la población no tiene la solidez necesaria para responder a los desafíos del siglo XXI en materia de salud, educación, programas sociales y económicos.
Como si fuera poco, la educación paraguaya es considerada una de las peores de América Latina, con una discriminación entre ricos y pobres; intolerancia en los diversos estratos sociales que levantan muros con grave repercusión en los jóvenes y sectores vulnerables. Si analizamos la crisis de valores sociales, nos encontramos que los políticos, salvo honrosas excepciones, son los responsables de la pérdida de principios e incluso de reglas de urbanidad de respeto y tolerancia. La corrupción generalizada e institucionalizada, como un cáncer hizo metástasis y carcomió los tejidos sociales del país.
Mateo Balmelli señaló que no es un dato menor el incendio del Congreso, un poder del Estado cuya quema es señal de la crisis política. En la edad contemporánea, algo similar ocurrió con la Reichstag en Berlín, y después vino el genocidio alemán y el genocidio de la Segunda Guerra Mundial.
Lamentablemente, políticos y autoridades no se comportan a la altura de las circunstancias; actúan como buitres, siembran cizaña y enredan a nuestro país y frenan su desarrollo. En épocas electorales hacen campaña sucia, mimetizados en la oscuridad como pomberos, se dedican a la compra de votos para torcer voluntades; una práctica perniciosa de los seudolíderes que se dedican a promover el clientelismo criollo y mendicante.
Actúan como mercaderes porque solo les interesan sus beneficios personales y de grupos. El país quedó estancado por la falta de visión de estadista y sentido patriótico para promover el bien común y buscar el desarrollo.