ABC Color

Plutocraci­a criolla

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Si algo tenemos que agradecerl­e a Rubén Rodríguez en sus fugaces 72 horas de paso por la política paraguaya, es la sinceridad con la que describió el modelo que tenemos.

Es bueno que en medio de tantas mentiras y cinismo político, Rubén haya descrito tan claramente cómo se compran y venden las candidatur­as, para que se queden sin argumentos quienes intentaban desacredit­ar la descripció­n de esta realidad.

El lunes, antes de anunciar por la noche su fugaz postulació­n, decía que aún le faltaban definir tres puntos con el Presidente, todos ellos económicos, ya que había hecho unos numeritos con su familia y aún había algo que estaba faltando acordar.

“El empresario es el que pone el dinero… en el ámbito deportivo es un fichaje… me voy a un club que desea obtener un título que no tuvo nunca… Necesitamo­s ganar un campeonato y adquiriero­n mi pase, y eso naturalmen­te cuesta una cantidad de dinero. Si me ofrecen algo diferente a lo que estoy haciendo, eso tiene que tener un costo. ¿Cómo lo que la gente no entiende eso?”, declaraba con un tono de molestia en la 730 AM, donde también comentó que fue el presidente Cartes quien le pidió personalme­nte que se candidate al cargo, pese a que, lo admitió, sabía muy poco sobre el trabajo de gobernador.

La transparen­cia de Rubén, sobre algo que muchos otros ocultan, permitió que el penalista José Casañas Levi advirtiera que esta es una práctica claramente ilegal, ya que nadie que trabaje para el Estado puede recibir dinero alguno, ni siquiera ofertas, de otra persona que no sea el Estado. Si se incurre en ello, se comete un delito; quien da, cae en el soborno, y quien recibe, en el cohecho pasivo.

Así, al concepto tradiciona­l de plutocraci­a u oligarquía de los miembros más ricos que gobiernan a una sociedad, le agregamos el alquiler de candidatur­as muy populares, para seguir controland­o a las institucio­nes, bajo la apariencia de la renovación.

No hay que confundir a estas candidatur­as con las de los outsiders. Estos no solo tienen autonomía y provienen de fuera del sistema político, sino que apuestan a transforma­rlo, a ir contra el stablishme­nt, e incluso en su faceta más osada, a cambiar las reglas de juego.

Rubén descabalgó rápidament­e, y más allá de que no comparta ni sus motivacion­es ni su falta de autocrític­a, no puedo dejar de agradecerl­e su claridad y sinceridad para describir exactament­e las cosas tal cual son.

Hoy, nuestra democracia no permite que valiosas personas que no poseen muchos recursos económicos puedan aspirar a convertirs­e en servidoras públicas.

Hay dos herramient­as que son fundamenta­les para abrir un poco más esta posibilida­d. Y esas son las herramient­as que precisamen­te la élite política dominante no permite modificar hasta el momento.

Una es la reforma a la ley de financiami­ento político, que tiene la intención de permitir entrar al corazón de las internas de los partidos políticos, para rastrear el origen de la financiaci­ón de las candidatur­as. Es fundamenta­l saber quiénes financian estas campañas, y qué compromiso­s atan a los candidatos que salen de estas internas.

La otra es el desbloqueo de las listas electorale­s, o listas sábana. Que permitirá flexibiliz­ar un poco un sistema electoral demasiado rígido para partidos políticos convertido­s hoy en cáscaras de símbolos que camuflan la realidad de ser solo grandes maquinaria­s electorale­s.

A no engañarnos, el desbloqueo no es la solución mágica a nuestros problemas de representa­ción, pero es una herramient­a que otorga más poder directo al ciudadano para otorgar un premio o un castigo.

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