Educación para la ciudadanía
SALAMANCA. Existía en España una materia que estudiaban los chicos del bachillerato: Educación para la ciudadanía. Se la puso cuando gobernaba José Luis Zapatero, es decir, el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y generó una enorme resistencia por parte de los grupos más conservadores y de la derecha más tradicionalista. Querían tumbarla como fuera. Solo lo lograron cuando accedió al gobierno el PP (Partido Popular) con Mariano Rajoy a la cabeza. Su ministro de Educación, José Ignacio Wert, de triste memoria, lo primero que hizo fue suprimir la materia del currículo. ¿El motivo? Era una materia que ideologizaba a los estudiantes. Este fue el primero pero no el último de los muchos desaciertos que marcaron su paso por tal ministerio hasta que Rajoy lo nombró embajador en París ante uno de los organismos de la Unión Europea.
Desde el momento en que se creó esta materia pensaba con frecuencia en nuestro país recordando aquellos años del bachillerato en que teníamos una materia llamada Educación Cívica que, palabra más, palabra menos, venía a ser la misma cosa. Y después se la suprimió porque se consideró que “no servía para nada” ni respondía a las exigencias renovadoras de los innumerables planes de estudio que se pusieron en marcha con los resultados que están a la vista. Ninguno de ellos logró pasar no ya la línea de llegada, sino ni siquiera traspasaron la línea de largada.
Lastimosamente la palabra “ideología” terminó perdiendo su sentido original para adquirir una connotación negativa. Si tomamos la definición dada por la Real Academia, es el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etcétera”. En ningún momento se atisba una connotación negativa, ni reprochable, ni indigna, ni aborrecible. Todo lo contrario: estamos aludiendo al conjunto de ideas que tiene una persona, o su partido político, o el movimiento al que pertenece. Lastimosamente (perdón por la repetición) se recurre a esta palabra para hacer referencia a ideas relacionadas con la extrema izquierda sin pensar que cuando los conservadores exponen su pensamiento también están exponiendo una ideología determinada.
Creo que me fui por las ramas y debo volver al tema de la materia “Educación Cívica” en nuestro país y “Educación para la ciudadanía” en España, solo para insistir en la necesidad imperiosa que exista algo parecido que les enseñe a los jóvenes una serie de principios que tienen que ver con nuestra vida en comunidad; evito la palabra “política” porque ella se encuentra tan desvalorizada que inmediatamente despierta un rechazo visceral. Pero para ser sincero, de política se trata.
La larga dictadura vivida del 47 al 89 no fueron años inocuos. Por el contrario, resultaron altamente tóxicos y hasta hoy, casi treinta años después de su derrocamiento, no hemos logrado encontrar el antibiótico que elimine sus toxinas. He escuchado a muchos jóvenes que militan en partidos que se proclaman democráticos, decir: “En la democracia la mayoría manda”. No, señor. En ningún sitio “la mayoría manda”; en todo caso la mayoría gobierna con la obligación de asegurarles y protegerles en todos sus derechos, a las minorías. Esto es importante en un país como el nuestro donde las minorías son grupos marginales sin derecho ni siquiera a expresarse. Y si lo hacen son inmediatamente aplastados, pulverizados, por la mayoría. Este no es nada más que un ejemplo de los errores que se cometen todos los días, a todos los niveles, en todos los círculos.
Es urgente que volvamos a esas clases de educación cívica, que formemos a nuestros jóvenes para la vida ciudadana, llenarles la mochila de ideas bien razonadas y, sobre todo, razonables, que sean capaces de separar los yuyos de las plantas con flores. Jóvenes que no nos ofrezcan el triste espectáculo que nos están dando en estos días nuestras autoridades, nuestros legisladores, nuestros dirigentes políticos. Evidentemente ninguno de ellos tuvo en su plan de estudios una materia como educación cívica. Y si la tuvieron, es evidente que no aprobaron el examen final.