ABC Color

En días más habrá sentencia en el caso Verónica Gariazu

Ayer declararon los principale­s sospechoso­s del homicidio de Verónica Gariazu, ocurrido en el 2014. Ninfa Morales, la amiga, y el guardia Juan Carlos Vergara son los únicos procesados en el caso. El lunes se presentará­n los alegatos finales y luego se emi

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LUQUE (Gladys Villalba Jara, correspons­al). A casi tres años del asesinato de la funcionari­a judicial Verónica Gariazu, el juicio oral y público iniciado el 8 de junio último se encuentra en su etapa final. Ayer prestaron declaració­n la sospechosa Ninfa Morales, quien según testigos sería la autora moral de la muerte de Gariazu.

Luego de dar su versión ante el tribunal de sentencia y todos los presentes, Morales solo respondió las preguntas de su defensor legal y de los jueces, no así del Ministerio Público y de la abogada defensora.

“Verónica y yo éramos muy amigas. Los tratos cariñosos que tuvimos fueron por la confianza que nos teníamos. Siento mucho todos los comentario­s que se hacen y no es por mí, sino por ella, y ni siquiera está más en este lugar para poder defenderse”, declaró Ninfa Morales.

Aseguró que por mucho tiempo tuvo que callarse y “ocultar” ciertos hechos ocurridos en el entorno político en el que operaban tanto Verónica como ella. Ambas trabajaban por la candidatur­a del actual concejal municipal Rodrigo Blanco (hijo del ministro de la Corte Sindulfo Blanco) y en el bufete del mismo, en Luque.

Relación amorosa

“Vero y yo tuvimos que hacerle creer a la gente que teníamos algo y soportamos todo tipo de comentario­s. Yo tenía que ocultar, por ejemplo, su relación amorosa con mi jefe directo, Rodrigo Blanco. Todos los regalos y el dinero que yo le daba a Verónica eran de parte de Rodrigo”, indicó.

Además, mencionó que Gariazu (además de ser funcionari­a del Poder Judicial) era la secretaria privada de Rodrigo Blanco y que la misma se encargaba de todas las cuestiones políticas y personales de su en aquel entonces jefe. “Ella manejaba toda su vida, toda su agenda. Era la encargada de atender todas las llamadas de todos sus negocios sucios y limpios y de la familia Blanco”, expresó.

Ninfa relató que el citado edil municipal, en uno de sus viajes a Estados Unidos en el 2014 había adquirido un automóvil de la marca Mercedes-Benz del año 2015, a nombre de Verónica Gariazu, lo cual fue descubiert­o por la esposa de Blanco, hecho que se tornó en un escándalo y posterior separación de la pareja. Al respecto, intentamos conversar con el concejal, pero solo dijo que nada comentará a los medios de prensa.

Día del homicidio

Morales refirió que el día del crimen, la víctima fue a almorzar junto a ella y su familia, al mediodía. Dijo que Verónica estaba “acelerada” porque tenía estrictas instruccio­nes de Blanco, de entregar unos documentos a las 14:00 de ese día, sin especifica­rle a quién ni el contenido del encargo.

Luego Verónica se retiró, pero volvió a su casa, indicó Ninfa, y que salieron juntas. “Unas cuadras después me bajé porque me dijo que iría a comprar cocaína de la zona de San Carlos”, explicó. Expresó que la víctima era adicta a la droga mencionada y que el proveedor era Rodrigo Hernán Ojeda, y que este era del entorno político de Rodrigo Blanco e incluso lo calificó como el “matón de Blanco”.

Luego ratificó que en la tarde del hecho fue hasta la casa de “ña Felicia” en taxi, quien fija domicilio en las inmediacio­nes donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Verónica Gariazu, para invitarla para una reunión política que se llevaría a cabo esa misma noche.

Pidió que le busque

La procesada también señaló que conocía al guardia Juan Carlos Vergara por desempeñar­se en el barrio Julio Correa donde vivía. Agregó que pidió a Vergara que fuera a buscarla esa tarde de la casa de doña Felicia. “Carlos llegó en segundos y traía una bolsa negra grande. Yo le di mi bolsa y le pedí que me lleve a mi casa”, manifestó.

Por su parte, Juan Carlos Vergara aseguró que efectivame­nte él vendió el arma homicida a Ninfa Morales. “Ninfa me llamó una tarde, 30 días antes del hecho aproximada­mente y me preguntó si yo conocía a alguien que quiera vender un arma de fuego. ‘No sé, te voy a averiguar’, le dije. Le pregunté a mi papá y él me dijo que tenía una, pero que no andaba, que no disparaba, pero Ninfa igual quiso y le vendí por G. 500.000”, indicó.

Expresó que Morales lo llamó en la tarde del 10 de octubre para que fuera a buscarla de la casa de ña Felicia. “Yo estaba durmiendo. Me levanté y encontré tres llamadas de Ninfa. Le devolví la llamada y me pidió que vaya por ella, y fui. Me dio una bolsa negra y ella estaba nerviosa y me pidió que fuera despacio porque era un regalo para un tío que estaba de cumpleaños. Ella es muy chocante y le pregunté qué le pasaba y me dijo, nada. Se bajó cerca de su casa y me dijo que le guarde la bolsa y la llevé a mi casa”, declaró.

El arma

Vergara señaló que en horas de la noche quiso devolver a Ninfa Morales la “bolsa” y esta le dijo que la “tire”. “Entonces llevé y tiré en una casa abandonada donde yo vivía. No revisé esa noche. Al día siguiente fui temprano otra vez a su casa a buscar mis elementos de trabajo porque yo trabajaba para su papá. Él me dijo que me retire de su casa porque su hija estaba siendo acusada de homicidio. Entonces pensé y fui a buscar la bolsa y al abrir lo primero que vi fue el arma que yo le vendí. Me sorprendió. No sabía qué hacer. Luego, agarré y tiré en la letrina y volví a casa. No le dije nada a nadie, porque tuve miedo. Una semana después allanaron mi casa y confesé todo y dije dónde está la bolsa”, refirió.

Este lunes, tanto el Ministerio Público, que es el acusador, como los abogados defensores, presentará­n sus alegatos finales y posteriorm­ente el tribunal de sentencia se pronunciar­á respecto a todo el proceso investigat­ivo y declarator­io y dictará la sentencia.

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Ninfa Morales, enjuiciada por asesinato.

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