EDITORIAL
Intolerable descaro. El presidente Horacio Cartes fue a Brasilia para reunirse con su par brasileño Michel Temer, supuestamente para tratar asuntos vitales para ambos países, como lo referente a la hidroeléctrica Itaipú. Cartes debió concurrir acompañado de otros altos funcionarios y con su mejor equipo de asesores para no ser sorprendido en desconocimiento de lo que hay que saber sobre la cuestión a debatir. Pero, ¿a quién llevó de acompañante? A Javier Zacarías Irún, un político-empresario de frontera que hoy le es adepto pero que inicialmente hasta le trató de narcotraficante, y con el que no compartiría nada, excepto, puede pensarse, el interés mutuo en concretar un gran negociado particular con tierras del Estado en Ciudad del Este. Tal vez eso es lo que les tiene tan cerca, actualmente. Para peor, si Cartes desconoce el protocolo, Zacarías Irún debe de ignorarlo más aun, como demostró gráficamente al posar para los fotógrafos apoyando los brazos sobre los hombros de ambos presidentes, como si estuviera en un asadito con sus amigos. Esa fotografía es ofensiva. Queda ese avergonzante episodio en el archivo de las grandes asnadas cometidas por nuestros gobernantes. El Paraguay necesita urgentemente despojarse de estos lastres si quiere proyectar la imagen de un país serio, formal, digno de confianza en el concierto mundial de naciones civilizadas.