Entre la alianza y el fiscal general
Los plazos se acortan y la oposición no logra cerrar un acuerdo que unifique a todo el sector para hacer frente al Partido Colorado en las elecciones generales del próximo año.
El oficialismo liberal aferrado a la idea de encabezar la candidatura presidencial deja escaso margen para la negociación. Obliga a los demás sectores a enfocarse en proyectos sectoriales que permitan su supervivencia política.
Los diferentes partidos que conforman el espectro opositor están concentrados en integrar listas para el Congreso o para candidaturas regionales. Finalmente son esas listas las que permitirán tener presencia en el territorio y afianzar una estructura política que se mantenga en el tiempo. El debate de la candidatura presidencial paso a segundo plano.
En un contexto de alta atomización el problema no solo se concentra en conformar la dupla presidencial. No alcanza con rellenar con nombres de diferentes partidos, ese apenas es un primer paso. Lo central es ensamblar un cuerpo político sólido capaz de sostener en terreno la candidatura. Para eso hace falta un amplio consenso con el que los diferentes grupos políticos se sientan identificados.
Sin un acuerdo de ese tipo la dupla presidencial de la oposición apenas será una anécdota sin ninguna posibilidad de ganar las elecciones del próximo año. Solo alcanzará para completar la papeleta electoral.
Por ahora las conversaciones siguen sin demasiado entusiasmo. Parecen encaminadas a validar la posición del oficialismo liberal aunque eso no necesariamente asegure la victoria en el 2018. Los temas sectoriales o coyunturales ocupan el debate político. Los parlamentarios de la oposición y la disidencia en el Congreso están ocupados en frenar la designación del fiscal general del Estado sin prestar demasiada atención a otros temas y eso seguirá así en las próximas semanas.
La elección del fiscal general del Estado es un tema sensible de cara al futuro. Para la oposición es el espacio desde donde presionar al poder político y para el Gobierno es ganar tranquilidad para cuando dejen los cargos. Está por verse qué sector logrará imponerse.
La terna remitida por el Consejo de la Magistratura activó todas las alarmas en la oposición no solo por la afinidad de sus miembros con el Gobierno, sino también porque existen fuertes indicios de que el proceso fue alterado.
El mismo Consejo de la Magistratura puso un manto de duda al negarse a hacer público todo el mecanismo de selección. A eso se sumó la denuncia de varios concursantes que fueron notificados con un puntaje superior a los que integraron las ternas.
Estas dudas amenazan seriamente con trabar todo el proceso. El elegido por el Poder Ejecutivo podría no tener los votos en la Cámara de Senadores para quedar en el cargo. Si eso ocurre el actual fiscal general del Estado seguiría hasta que se llegue a un acuerdo político.
El Gobierno empezó a hacer contactos con sus aliados coyunturales del PLRA y del Frente Guasu para tratar de asegurar votos, pero hasta ahora nada está definido. Se planea una reunión de los diferentes sectores para los próximos días. Es probable que allí se termine de cerrar el apoyo o rechazo.
Por ahora esos son los escenarios en los que se mueve la oposición. Conformar el frente electoral para las presidenciales del próximo año dejó de ser la prioridad para los partidos. Es más importante ganar fuerza en los pequeños espacios donde existen posibilidades de construir estructura política que estar atados a un proyecto que no necesariamente asegure la victoria electoral el próximo año.