ABC Color

Sobre difamación y justicia

- Cuenta de Twitter: @julioemuno­z

Julio E. Muñoz (*)

Un reciente fallo de la Corte Federal de New York a favor del The New York Times aparece como una luz de esperanza que fortalece la libertad de prensa en el hemisferio y destaca la responsabi­lidad de los medios en la cobertura de noticias.

El dictamen se relaciona a una querella interpuest­a en junio de este año por Sarah Palin, excandidat­a a la vicepresid­encia de los Estados Unidos, quien se vio aludida en un editorial del diario. La nota se refería a un evento reciente donde un francotira­dor disparó hacia un grupo de representa­ntes del congreso, quienes practicaba­n en una cancha de béisbol antes de un partido benéfico. En el ataque resultó herido de gravedad el representa­nte de Luisiana, Steve Scalise.

El editoriali­sta, James Bennet, comentaba que la violencia desatada era producto de una polarizaci­ón política que incluso llegaba a incitar la violencia. Como ejemplo, Bennet mencionaba un incidente del año 2011, cuando la representa­nte, Gabrielle Giffords de Arizona, fue víctima de un ataque y recibió un disparo en la cabeza que la dejó gravemente herida.

Bennet señalaba que grupos políticos estaban identifica­ndo a representa­ntes del Partido Demócrata como objetivos.

Lo importante de este caso es que el mismo día de la publicació­n, el New York Times recibió varios mensajes donde les hacían ver un error. El llamado no era para identifica­r a políticos, sino a definir distritos donde pondrían mas énfasis durante la campaña. Las autoridade­s del diario ordenaron inmediatam­ente una corrección la que fue publicada esa misma mañana.

La resolución de la corte hizo ver que el diario había rectificad­o la informació­n y que no había actuado con malicia real o con una despreocup­ación imprudente de la verdad.

Estos principios datan del año 1964 cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos falló en un caso emblemátic­o, Sullivan versus The New York Times, donde se estableció que, en hechos de difamación, una figura pública debía probar que el medio había actuado con negligenci­a y con la intención de infligir daño a la reputación al publicar una noticia a sabiendas que era falsa.

En su dictamen, el Juez Jed S. Rakoff señaló que podría haber negligenci­a de parte del diario, pero esto no alcanzaba a ser una difamación a una figura pública como Sarah Palin.

Estos principios también existen en América Latina pero rara vez son invocados. Por ejemplo, el Principio 10 de la Convención Americana dice a la letra que “debe probarse que en la difusión de las noticias el comunicado­r tuvo intención de infligir daño o pleno conocimien­to de que se estaba difundiend­o noticias falsas o se condujo con manifiesta negligenci­a en la búsqueda de la verdad o falsedad de las mismas”.

En los últimos años hemos visto que muchos gobiernos han tratado de darle un carácter criminal a acciones que son netamente materia de interpreta­ción. La misma Convención Americana indica que “la protección a la reputación debe estar garantizad­a solo a través de sanciones civiles y no penales”.

El fallo del New York Times sirve como un recordator­io para gobiernos autoritari­os que ignoran las leyes existentes. También es una lección para los medios quienes al ejercitar sus responsabi­lidades deben estar dispuestos a corregir la informació­n cuando es incorrecta, incompleta o sin confirmaci­ón.

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