ABC Color

Cartes hacía contraband­o de cigarrillo­s, dicen en EE.UU.

Una operación encubierta del departamen­to de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de los Estados Unidos, hecha entre 2006 y 2013, comprobó que Tabacalera del Este SA, empresa de Horacio Cartes, envió cigarrillo­s de contraband­o a ese país. El

- Juan Cálcena Ramírez jcalcena@abc.com.py

Las declaracio­nes oficiales fueron de Jason Carpenter y Christophe­r Small, dos empresario­s del rubro tabacalero de los Estados Unidos, y señalan que desde el 2008 buscaron hacerse con la confianza de los representa­ntes de Tabesa SA en el Paraguay para comprar de ellos cigarrillo­s y comerciali­zarlos en el mercado estadounid­ense. De esta forma querían demostrar que la empresa de Horacio Cartes operaba de forma ilícita al evadir impuestos.

Tanto Carpenter como Small eran informante­s clandestin­os de ATF, una agencia federal que combate los ilícitos relacionad­os con el alcohol, el tabaco, las armas de fuego y los explosivos.

Los documentos fueron publicados el viernes último por el diario The New York Times en una investigac­ión hecha por el periodista Matt Apuzzo. La idea de los funcionari­os de ATF fue la de contratar a estos informante­s que ya estaban en el rubro del tabaco para evitar las sospechas de las empresas que hacían contraband­o.

El periodista escribió que ATF intentó, en el pasado, infiltrars­e en los “anillos de contraband­o” pero que las redes –o los cárteles– eran muy inteligent­es como para no hacer negocios con empresas nuevas que surgían de la nada. Allí apareció una persona de ATF llamada Thomas Lesnak, quien propuso “entrar en los negocios con una empresa existente”.

Luego de la aprobación de aquel plan, Lesnak contrató a los informante­s Carpenter y Small para hacer compras y ventas ilegales de tabaco para atrapar a los criminales.

El nexo con EE.UU.

Los “informante­s” eran dueños de una empresa llamada Big South, a la que EE.UU., a través de la ATF, allanó el camino para hacer contraband­o –en teoría supervisad­o por ATF– para captar a los delincuent­es. A la larga, tanto Carpenter como Small se aprovechar­on de la situación y se embolsaron US$ 6.000.000 cada uno de fondos públicos.

Carpenter dijo en su declaració­n oficial que ATF quería que el tabaco de Tabesa esté “en un lugar que pudieran controlar”. “(Carpenter) contó que se inició una relación con el Sr. Cartes, haciéndose pasar por alguien que podía contraband­ear cigarrillo­s a países extranjero­s. La empresa Big South (de la cual Carpenter era dueño) en Virginia se convirtió en un importante distribuid­or de cigarrillo­s Palermo, una marca de Tabesa”, dice el Times. Esto ocurrió, según las declaracio­nes, entre 2010 y 2011.

EE.UU. pagó por cigarrillo­s de contraband­o

Tabesa llegó a hacer trato con Big South. “Las transaccio­nes más complicada­s produjeron el mismo resultado. Los registros judiciales muestran que, para mantener el engaño en Paraguay, el Sr. Carpenter y el Sr. Small compraron grandes cantidades de cigarrillo­s Palermo sin pagar impuestos, y luego los vendieron con un margen de beneficio a su empleador (la propia ATF)”, escribió Apuzzo.

La “Operación Bristol”, como se la conoció en ATF, cerró en 2013, casualment­e antes de que Horacio Cartes fuera elegido como presidente de Paraguay. Tabesa –recuerda el Times– dijo que no hubo participac­ión ni implicanci­a en el contraband­o de tabaco o el lavado de dinero. La versión de Tabesa y de Cartes cae ahora por tierra, ya que existen registros, correos electrónic­os y otros documentos de las operacione­s ilegales que los informante­s sostenían con Tabesa y con el propio Horacio Cartes, que vendía cigarrillo­s Palermo a EE.UU. sin pagar impuestos.

También en Brasil

Varias publicacio­nes de medios brasileños aseguran que los cigarrillo­s de Tabacalera del Este financian al crimen organizado en ese país.

Una investigac­ión del portal Nós de agosto pasado contó que el margen de ganancia de los cigarrillo­s de contraband­o es el triple del valor original. Es decir, por cada dólar que se gasta en cigarrillo­s de contraband­o, sin pagar impuestos, los criminales ganan tres. Esta diferencia permite financiar otros ilícitos como el narcotráfi­co o el lavado de dinero.

Daltro Cardozo, de la Receita Federal de Santa Catarina, dijo a Nós que “los grandes empresario­s están trabajando en la introducci­ón del cigarrillo de contraband­o. El volumen es muy grande para personas que no tienen poder económico”.

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Jason Carpenter, uno de los informante­s. (Foto: NY Times)
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Christophe­r Small, socio de Carpenter. (Foto: NY Times)
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Thomas Lesnak, agente de ATF. (Foto: NY Times)
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El presidente de la República, Horacio Cartes, estableció una relación “personal” con los informante­s.

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