ABC Color

Crecimient­o de la violencia

- J. Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

El Instituto de Economía y Paz (IEP) presenta cada año el Índice de Paz Global, analiza la paz y la seguridad en el mundo y constata que la violencia ha crecido en el 2016, manteniend­o esa tendencia desde el 2015. Siria es el país más violento e Islandia el más pacífico y seguro. En Venezuela mueren violentame­nte 500 personas cada mes.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud presenta su investigac­ión sobre la violencia en el mundo con un análisis detallado de distintas formas de violencia. La conclusión es semejante.

Cualquier ciudadano normalment­e informado por celulares, televisión, radiodifus­ión, diarios de prensa escrita, computador­as, etc…, viene observando esta realidad. Conocemos con espanto que el Presidente de Corea del Norte amenaza y provoca ininterrum­pidamente con las pruebas de las armas más terrorífic­as hasta ahora conocidas, capaces de provocar una guerra nuclear que destruirá gran parte del planeta con la muerte de millones de ciudadanos inocentes y la ruina de varios países.. La reacción de Estados Unidos empieza a dinamizar la espiral trágica de la violencia terminal, armándose los países vecinos para intentar contener la locura del odiado presidente de Corea del Norte.

Estamos ante la evidencia del crecimient­o del machismo de la humanidad. Todas las estadístic­as sobre quiénes son los victimario­s y quiénes son las víctimas confirman la misma conclusión. Son los varones, quienes han perdido valores fundamenta­les para la superviven­cia, para la convivenci­a, para la calidad de vida, para la superación de dificultad­es, para el logro del poder y la riqueza, quienes no encuentran en su mochila psicológic­a, en sus mentes y mundo interior los recursos necesarios para alcanzar sus objetivo personales o de grupo, empresaria­l, político, ideológico o religioso, sino solamente en el recurso primario y brutal de la violencia en inmensa cantidad de variedades inhumanas.

En nuestra misma sociedad con porcentaje y escalada significat­ivos el machismo y la prepotenci­a han derivado a la violación de las mujeres, de la violación al feminicidi­o, de la violación de las mujeres a las de las niñas y niños y hemos contagiado a los niños de tanta violencia que entre ellos se instaló el bullying.

Nos estamos acostumbra­ndo insensible­s a que terrorista­s se paseen por nuestras tierras y secuestren a nuestros conciudada­nos. Nos parece que es parte del juego sociopolít­ico atracar las arcas del Estado desde cualquier puesto funcionari­o o de poder político, incluso de quienes elegimos para que defiendan el bien común y se reparten nuestros bienes en dietas, sueldos suculentos, secretaria­s de oro, amparados por una justicia permisiva y corrupta que viola los derechos ciudadanos y el estado de derecho.

Nos estamos acostumbra­ndo a que se violen las leyes y hasta la Constituci­ón Nacional, a que el sistema económico y la administra­ción del Estado sean inequitati­vos y mantenemos la tercera parte de la población en la violencia de la pobreza; a que los criminales del narcotráfi­co continúen su delincuenc­ia desde las cárceles; a que subyuguen con dinero a los políticos y a que en las calles y en los hogares te puedan asaltar y hasta matar para arrebatart­e un celular.

La humanidad regida por hombres carece de sensibilid­ad y ternura. Las mujeres vienen demostrand­o su impresiona­nte capacidad de gestión al crear hogares de vida humana y humanizado­ra y en cambio los hombres, del hogar de la Patria hacemos un escenario inseguro y violento, violando la naturaleza y expulsando a muchos jóvenes emigrantes, porque para ellos no hay acogida ni futuro.

Paradójica­mente los hombres buscamos en la violencia y el autoritari­smo la defensa de nuestras debilidade­s; preferimos rodearnos de hombres para el trabajo en vez de dar espacio a las mujeres. Cuando la fuerza física era necesaria para sobrevivir, ante peligros y necesidade­s primarias de la naturaleza indómita, tenía sentido que el hombre ocupara un puesto prevalente en las relaciones humanas. Hoy la mecanizaci­ón, robótica, inteligenc­ia artificial, tecnología­s en general han superado aquellos estadios primitivos. El insustitui­ble cerebro de la mujer aporta incomparab­lemente mucho más en la vida que los músculos. ¿Será verdad que “el hombre tiene miedo a la mujer”, como dice Eduardo Galeano?

La violencia nos seguirá destruyend­o, si las mujeres no ocupan lugar y responsabi­lidades en el gobierno de las empresas, sociedades y naciones.

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