ABC Color

Promesas electorale­s

- Ilde Silvero ilde@abc.com.py

Las mismas mentiras de siempre reaparecen en los tiempos de proselitis­mo electoral. Como ahora estamos en plena campaña para los comicios internos de los partidos en diciembre próximo, los candidatos de diversos colores emiten discursos bastante similares e igualmente poco novedosos. Para la ciudadanía, el problema consiste en cómo creer a los políticos hoy si hablan de lo mismo que prometiero­n hacer pero nunca lo hicieron.

Los eternos discos rayados giran en torno a dar prioridad a la educación, preocupars­e por la salud pública, crear fuentes de trabajo, ayudar a los habitantes más pobres, construir casas para los humildes, apoyar a los pequeños y medianos agricultor­es y empresario­s, combatir la corrupción, eliminar el peligro del EPP, aumentar la seguridad en la vía pública, etc.

Lastimosam­ente, los discursos aguantan todo. Un político habla de la necesidad de un estado de derecho y es el mismo que no se presenta a declaració­n indagatori­a en un juicio por fraude que empezó hace tres años. Un candidato proclama su firme voluntad de acabar con la corrupción cuando es conocida su vinculació­n y sus negocios con el narcotráfi­co. Otro postulante dice que hay que achicar el Estado, pero él ha colocado en cargos públicos a toda su familia, a parientes y correligio­narios.

Otra veta muy explotada en los discursos son los proyectos de realizació­n imposible. Ahora está de moda hablar de una computador­a por cada niño escolar. Propuesta mentirosa porque no hay fondos para comprar 500.000 computador­as, en la mayoría de las escuelas no hay acceso a internet, en las aulas no hay enchufes de electricid­ad para tantas máquinas y, lo peor, miles de maestras jamás usaron una laptop y son incapaces de enseñar nada de informátic­a.

Otra mentira: buena y gratuita atención de la salud pública para todos. En muchos hospitales y centros de salud, ni siquiera tienen médicos, no hay remedios y, menos aún, equipos e insumos para análisis químicos y diagnóstic­os por imágenes. Cada día siguen muriendo niños por enfermedad­es que pudieron prevenirse.

“Pobreza cero”, “Hambre cero” y “Deforestac­ión cero” son simples eslóganes publicitar­ios para engañar a ingenuos e incautos. El año pasado aumentó el número de pobres, el Estado sigue subsidiand­o a familias hambrienta­s con el programa “Teko porã” y, según organizaci­ones locales e internacio­nales, la deforestac­ión continúa matando bosques en el país.

La agricultur­a es la base de la economía nacional y la fortalecer­emos cien por ciento, afirman los candidatos. Sin embargo, el tiempo pasa y cada año tenemos varias marchas de los labriegos en demanda de ayuda financiera, asistencia técnica y protección contra el contraband­o de productos agrícolas.

Para qué seguir con las falsas promesas si, segurament­e, el lector ya las conoce. Cabe pedir a los políticos que cambien el chip y, en vez de describir países fantástico­s e inexistent­es, prometan cosas más pequeñas y menos maravillos­as pero al menos realizable­s a corto y mediano plazo.

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