Las tomas de colegios
Los estudiantes que tomaron los colegios causaron molestia y hastío a sus pares que querían seguir con el normal desarrollo de clases, ni qué decir de algunos padres y madres de alumnos, así como en las autoridades académicas y ministeriales. En el Colegio Fernando de la Mora, un grupo que estaba en contra se tomó atribuciones de desalojar a la fuerza a quienes se atrincheraron en la institución, en reclamo de mejoras para el sector educativo.
Manifestarse es tan válido como asistir a clases para estudiar. Lo que no está bien es fomentar la violencia y que se pretenda socavar la lucha justa de los estudiantes señalando que está politizada, por el solo hecho de que algunos políticos pescadores de río revuelto tal vez hayan acercado su apoyo con entrega de víveres o de otra manera.
Es más, el ministro de Educación, Enrique Riera, no tiene altura moral para acusar a los alumnos de estar influenciados por políticos, puesto que él asistió al acto de presentación de la candidatura de Santiago Peña por el oficialismo colorado a la presidencia de la República. Asimismo, la directora del colegio Dr. Fernando de la Mora, Georgitte Marendier, también solía asistir a la seccional 1 de la “Ciudad joven y feliz” con su tradicional pañuelo colorado al cuello.
No solo Riera pretendió desacreditar la lucha del alumnado, sino también personas y sectores conservadores que se escandalizaron porque el fiscal Gustavo Yegros encontró una botella de vodka vacía y preservativos en el colegio fernandino. Dicho sea de paso, me permito sospechar que hayan sido plantados por la “patota” que ingresó a la fuerza al local y golpeó a los alumnos.
El brutal desalojo, sin que la Policía haga nada para frenar la violencia del que fueron objeto los estudiantes que realizaron la toma del colegio Fernando de la Mora, habla a las claras del nivel de intolerancia, falta de sentido común, de lo mucho de educación que les falta a varios padres, docentes y directoras. Dos chicos de la toma fueron imputados rápidamente, lo que también demuestra que el aparato represor de las luchas contra un sistema corrupto sigue firme en nuestro país.
Ojalá no queden impunes esos padres y otras personas que agredieron a los estudiantes. Como sociedad debemos velar que eso no ocurra porque sería un retroceso. antonia@abc.com.py