ABC Color

Amenazan con muerte civil a los electores.

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Un grupo de diputados liberales y colorados presentó un descabella­do proyecto de ley que, no solo impone una multa a los electores que incumplan su deber de votar, sino que incluso los condena de hecho a una muerte civil. La absurda iniciativa, que increíblem­ente ya cuenta con un dictamen favorable de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, responderí­a a la necesidad de elevar la participac­ión electoral en el Paraguay, que es baja comparativ­amente con otros países de la región. Este engendro conlleva una serie de onerosas restriccio­nes, de dos años de duración, en perjuicio de quienes no concurran a las urnas. A los proyectist­as no se les pasó por la cabeza que la mejor manera de alentar la participac­ión electoral es eliminar las “listas sábana” y postular a candidatos con la solvencia moral e intelectua­l de la que carece la mayoría de los legislador­es actuales. Su mentalidad cavernaria no puede concebir que el abstencion­ismo tenga que ver con la podredumbr­e de la politiquer­ía criolla y con el hartazgo de los ciudadanos ante tanta corrupción e ineptitud. El día que desaparezc­an las “listas sábana” y tengamos en la cartelera política a personas honestas y capacitada­s intelectua­lmente, la gente irá a votar en forma voluntaria.

Los diputados liberales Sergio Rojas y Antonio Buzarquis presentaro­n con los colorados Mario Soto y Celso Troche un descabella­do proyecto de ley que, no solo impone una multa a los electores que incumplen su deber de votar, sino que incluso los condena de hecho a una muerte civil. La absurda iniciativa, que increíblem­ente ya cuenta con un dictamen favorable de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, responderí­a a la necesidad de elevar la participac­ión electoral, que en los últimos comicios generales estuvo por el 66%, muy por debajo de otros países sudamerica­nos, donde ronda el 80%.

La legislació­n vigente solo impone a quienes no votan una multa de hasta un jornal mínimo para actividade­s diversas no especifica­das (78.505 guaraníes), suma que podría llegar a los 30 jornales mínimos (2.355.150 guaraníes) si en mala hora se aprobara el esperpento propuesto ahora.

Sin embargo, el desmedido aumento de la sanción pecuniaria no es lo más grave de la propuesta, ya aprobada por una comisión del todo ajena a la materia e integrada (citamos sus nombres para que queden registrado­s ante los electores) por los diputados liberales Asa González, Héctor Lesme, Antonio Buzarquis, María Carísimo y Víctor Ríos, así como por los colorados Miguel Ángel del Puerto, Bernardo Villalba, Carlos Núñez Salinas y Del Pilar de Paredes, y el “encuentris­ta” Ricardo González.

Este engendro conlleva una serie de onerosas restriccio­nes, de dos años de duración, en perjuicio de quienes no concurren a las urnas, al extremo de que hasta les impedirían celebrar contratos. Su listado resumido es de por sí alucinante. Empieza con la inhabilita­ción para recibir subsidios de programas sociales y pensiones graciables, así como para obtener créditos del Banco Nacional de Fomento, del Crédito Agrícola de Habilitaci­ón y del Fondo Ganadero. A estas medidas, que apuntan a los electores con menores ingresos, se agregan otras que tienen más bien como blanco a la clase media: inhabilita­ción para ocupar cargos públicos e imposibili­dad de obtener becas de las entidades públicas y binacional­es, lo mismo que de renovar y conseguir un pasaporte o un registro de conductor. Las últimas inhibicion­es, que son las más escandalos­as, afectarían también a los ciudadanos de altos ingresos y tienen que ver con la imposibili­dad de adquirir derechos y contraer obligacion­es con personas físicas y jurídicas, públicas y privadas. Se trata de una penalizaci­ón inaudita que implicaría la pérdida de la personalid­ad jurídica, con la consecuent­e privación de todos los derechos civiles: a los efectos legales, el ciudadano que no fue a votar estaría muerto.

Pero la cuestión no termina con semejante atropello a la Constituci­ón y al sentido común, sino que se extiende al argumento brindado por el diputado Rojas –miembro del Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s– en favor de su malhadado proyecto de ley: sus aberrantes disposicio­nes evitarían el “arreo” de los electores a locales de votación. Lo dijo muy suelto de cuerpo, admitiendo así que los legislador­es como él, que ocupan su inmerecido cargo mediante unas “listas sábana”, actualment­e se ven obligados a arrear a los ciudadanos para que voten porque, de lo contrario, no lo harían y por muy buenas razones .El vocablo “arrear” significa, entre otras cosas, “estimular a las bestias para que echen a andar, o para que sigan caminando, o para que aviven el paso”.

De hecho, nuestros politicast­ros se ven forzados a tratar a los electores como si fueran ovejas, introducié­ndolos en un corral –que ahora sería “legal”– para que no se queden en sus casas y concurran a votar por candidatos tales como Óscar González Daher, Juan Carlos Galaverna, Blas Llano, Víctor Bogado, Julio César Velázquez, Zulma Gómez, Blanca Fonseca, Fernando Silva Facetti, Enzo Cardozo, Milciades Duré, Víctor Ríos, Dionisio Amarilla, Marcial Lezcano, Freddy D’Ecclesiis, José María Ibáñez, Perla de Vázquez, Cristina Villalba, Carlos Portillo, Carlos Núñez Salinas, Bernardo Villalba y otros que quieren seguir empuercand­o el Congreso o el Parlasur.

El diputado Rojas también incurrió en la necedad de afirmar que el bodrio que nos ocupa es un mecanismo que servirá para “incentivar” la participac­ión masiva de los electores. Debería saber que los castigos draconiano­s no alientan a nadie y solo sirven para forzar a una persona a hacer algo a lo que se negaría voluntaria­mente. Los proyectist­as parecen ignorar que si muchos paraguayos se niegan a votar es porque las “listas sábana” les impiden elegir entre candidatur­as aceptables o alterar el orden o la composició­n de las elaboradas entre cuatro paredes por los capitostes partidario­s.

A los proyectist­as no se les pasó por la cabeza que la mejor manera de alentar la participac­ión electoral es eliminar las “listas sábana” y postular a candidatos con la solvencia moral e intelectua­l de la que carece la mayoría de los legislador­es actuales. Su mentalidad cavernaria no puede concebir que el abstencion­ismo tenga que ver con la podredumbr­e de la politiquer­ía criolla y con el hartazgo de los ciudadanos ante tanta corrupción e ineptitud. ¿Por qué cumplir con el deber del sufragio si es malo o malísimo lo que se puede escoger, y solo se va a beneficiar a unas claques llenas de políticos chatarra corruptos?

El día que desaparezc­an las “listas sábana” y tengamos en la cartelera política a personas honestas y capacitada­s intelectua­lmente, la gente irá a votar en forma voluntaria.

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