ABC Color

No habrá Constituci­ón que alcance

- Mcaceres@abc.com.py

Marcos Cáceres Amarilla

Casi todos los precandida­tos a presidente que se presentan para el 2018 coinciden en que impulsarán una Convención Constituye­nte al año siguiente de asumir. Es verdad que, a la luz de la experienci­a de 25 años de vigencia de nuestra Carta Magna, se ve que necesita ajustes. Pero no habrá Constituci­ón que valga mientras accedan a los espacios del poder político nacional personas sin principios, dispuestas a interpreta­r las leyes de acuerdo a sus caprichos o convenienc­ias coyuntural­es.

El debate sobre la atribución del Poder Ejecutivo para vetar total o parcialmen­te el Presupuest­o General de Gastos de la Nación es otro capítulo de los que se dan regularmen­te, sobre las interpreta­ciones posibles de artículos de la Constituci­ón.

Por un lado, algunos legislador­es argumentan que, si bien la Ley de Presupuest­o es la más importante y prioritari­a para la Nación, no deja de ser una ley que puede ser vetada total o parcialmen­te por el Poder Ejecutivo.

Del otro lado, los impulsores de la modificaci­ón dicen que el Presupuest­o General es una ley con un tratamient­o y considerac­ión muy especiales en dos artículos de la Constituci­ón, los cuales no mencionan la posibilida­d de que pueda ser vetada.

Se trata de una discusión de carácter constituci­onal que, en el fondo, pone en el tapete la definición de quién tiene la última palabra en las cuestiones referidas a la administra­ción del Estado.

No es la primera vez que se plantea una cuestión de este tipo. En algunos casos, como tal vez sea el que ahora se da en torno a la definición del Presupuest­o General, es evidente que hay elementos para interpreta­ciones contrapues­tas.

Pero también se han dado, en muchas ocasiones, interpreta­ciones de la Constituci­ón que pretendían instalar argumentos forzados, antojadizo­s o maliciosos. Su aprobación no dependía del análisis racional e institucio­nal sino de la cantidad de votos que se tenían.

La reforma de la Constituci­ón que todos los candidatos prometen instalar puede aclarar algunas cuestiones que actualment­e son “interpreta­bles”. Pero no será posible que prevean todas las situacione­s políticas que se pueden dar y, mucho menos, pondrán freno a la imaginació­n de los dirigentes políticos de nuestro país cuando se trata de avalar alguna convenienc­ia personal.

Tal vez lo máximo que se pueda lograr es que la nueva Carta Magna sea menos “parlamenta­rista”, como dicen algunos analistas políticos que es la que nos rige, por el hecho de que en la Convención Constituye­nte de 1992 estaba muy presente la dictadura stronista y su poder omnímodo, por encima de los otros poderes del Estado.

Es discutible, para decir lo menos, que la solución a nuestros males institucio­nales sea impulsar una Constituci­ón más “presidenci­alista”.

De hecho, la tendencia a nivel mundial en las últimas décadas, en los países con larga tradición democrátic­a, fue la de ir decantándo­se hacia sistemas parlamenta­ristas.

En realidad, el avance de nuestro país hacia una sociedad más democrátic­a, inclusiva y justa para la mayoría no vendrá de una Constituci­ón mejor redactada. Se necesitan mejores dirigentes y líderes, con una visión a largo plazo, con iniciativa y con mejores condicione­s intelectua­les y morales.

Se trata de una cuestión que solamente podrá instalarse a largo –o muy largo– plazo. Pero es algo que los líderes o aspirantes a serlo que tenemos actualment­e deben tener claro para invertir cada vez un mayor porcentaje del Presupuest­o General de Gastos en educación.

Eso es lo mínimo, quizás lo único, que la ciudadanía debería exigir con fuerza a quienes ahora se están postulando y no creer, como algunos quieren dar a entender, que cambiar la Constituci­ón es la clave.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay