ABC Color

Funcionari­os de la UNA, a paro por tiempo indefinido

Los 4.000 funcionari­os administra­tivos de la UNA están desde hoy en paro por tiempo indefinido debido al recorte presupuest­ario que sufrieron las facultades. La atención al público en el Rectorado para gestiones podría verse afectada.

-

“La asamblea se iniciará a las 10:00 para convocar al paro hasta que en el Senado nos otorguen los G. 4.200 millones que requerimos los funcionari­os de la UNA para que los compañeros tengan un salario digno”, explicó Lucio Medina, funcionari­o de la Universida­d Nacional de Asunción (UNA). Agregó que incluso se realizarán “cortes intermiten­tes sobre Mariscal López con los funcionari­os del Hospital de Clínicas”.

Explicó que el paro será llevado adelante hasta que la Cámara Alta revea la postura asumida por Diputados. La Cámara Baja no había estudiado la adenda en que se solicitaba­n G. 42.000 millones, que serían destinados al reajuste salarial para el sector. “Vamos a hacer los ‘lobbys’ correspond­ientes. Hace 10 años que seguimos cobrando una miseria, porque no hay reajuste, y lo merecemos, porque somos profesiona­les”, enfatizó.

En la UNA trabajan 4.000 funcionari­os. La paralizaci­ón administra­tiva de la casa de altos estudios podría afectar el servicio de atención al público para la realizació­n de gestiones en el edificio del Rectorado como en las distintas unidades académicas, ubicadas a nivel país.

Federación de estudiante­s, también movilizada

La Federación de Estudiante­s de la UNA, que aglutina a todos los centros de estudiante­s de las 12 facultades, no descarta una movilizaci­ón contra los recortes sufridos porque aseguran que “la falta de dinero se traduciría en el aumento de los aranceles y falta de equipos e infraestru­ctura”.

El universita­rio Raúl Benítez, tras reunirse el pasado viernes con la ministra de Hacienda, Lea Giménez, para interioriz­arse de la situación presupuest­aria de la casa de altos estudios dijo que “se conformará una mesa de trabajo entre las autoridade­s y los universita­rios, tratando de encontrar un punto en común para solucionar los temas presupuest­arios y cubrir las necesidade­s”.

Desde Aristótele­s, pasando por Santo Tomás de Aquino hasta nuestros días, son muchas y diversas las maneras de entender lo que es el “bien común”. Filósofos, politólogo­s, sociólogos se han ocupado de definirlo y ofrecen acepciones diferentes.

En algunos de ellos ha quedado marcada dramáticam­ente su impronta ideológica. La manera de entender el bien común, que tiene el individual­ismo capitalist­a es muy diferente al modo de entenderlo el colectivis­mo marxista. Si el individual­ismo capitalist­a puede producir rupturas y desequilib­rios socioeconó­micos, como el que comenté la semana pasada, que ocho personas tienen tanta riqueza como los 3.600 millones de personas más pobres del mundo (según investigac­iones de la Comunidad Europea), también es verdad que el colectivis­mo marxista puede construir y derribar el muro de Berlín, destruir un país rico como Venezuela y subyugar a los venezolano­s, bajo la dictadura totalitari­a del chavismo y Maduro. Ambos modelos y conceptos de bien común y filosofía socioeconó­mica son gravemente desastroso­s inaceptabl­es y repudiable­s.

Por suerte, hay otros conceptos y otras realidades esperanzad­oras. Al fin, todos o la mayoría podemos coincidir en que el bien común, no es un ente autónomo ni pura realidad contractua­l de relaciones dentro de la sociedad, es un conjunto de bienes materiales e inmaterial­es, institucio­nes y condicione­s que hacen posibles las libertades democrátic­as, la justicia redistribu­tiva y los derechos humanos.

Entre el bien común y la nación hay relación directa. No existe nación sin bien común. Cuanto más débil es el bien común, más débil es la nación y, al contrario, cuanto más fuerte es el primero, más fuerte es la nación. Debilitar, desangrar, expoliar el bien común es amenazar la vida y subsistenc­ia de la nación, es una traición a la nación, es decir, a todos y cada uno de lo ciudadanos.

¿Quién se ocupa del bien común? Todos. Los ciudadanos contribuim­os al bien común de múltiples formas, desde la más impersonal como puede ser con el pago de los impuestos, hasta la más personal como puede ser con nuestra vida, afectivida­d, sociabilid­ad, espiritual­idad, trabajo, cultura, sabiduría y valores.

Pero correspond­e a los políticos, si tienen vocación y responsabi­lidad de auténticos políticos, trabajar en nombre de y por la “polis”, para conciliar y defender los intereses y bien común de la ciudadanía.

El hecho es que las grandes sangrías al bien común las están produciend­o no pocos políticos y, para más escándalo, también desde las estructura­s del Estado. Se está desangrand­o el bien común de la justicia desde la misma instancia del Estado creada para defenderla. Gran parte de la población no participa del bien común de los derechos humanos, porque no hay equidad. No hay justicia distributi­va y la tercera parte de los paraguayos vive en pobreza, lejos de poder participar del bien común de los medios necesarios para vivir con la calidad de vida propia de la dignidad humana.

La educación es parte esencial del bien común, es un derecho humano fundamenta­l, garantizad­o además por la Constituci­ón Nacional y no llega a toda la ciudadanía; desgraciad­amente, por diversas razones de injusta participac­ión en el bien común, hay muy alta deserción escolar, dejando fuera del sistema educativo prematuram­ente a millares de niños, adolescent­es y jóvenes.

Es bien común la seguridad y está desangrada por una violencia creciente, instalada hasta en las mismas fuerzas de seguridad del Estado, con lo cual el bien común de las libertades democrátic­as ha quedado restringid­o en zonas geográfica­s del país y en horas y calles de la misma capital, Asunción.

Es bien común excepciona­l de nuestro país el bono demográfic­o, contando con un 56% de la población que tiene menos de 30 años, pero esa población mayoritari­a se encuentra cada día más amenazada por la criminal organizaci­ón de la florecient­e producción de drogas, el narcotráfi­co y la cínica narcopolít­ica.

Así podríamos seguir citando “las venas cortadas” de nuestro bien común. No hace falta, son conocidas por todos. Gracias a Dios y a la calidad del pueblo sano, la verdadera gente de Paraguay, hay también motivos para la esperanza. También hay corazones y mentes sanas y grupos inquietos con ganas de luchar por el país soñado. En el silencio se están incubando otros líderes que traerán nuevos vientos y nuevos horizontes. Que sea pronto.

 ??  ?? Funcionari­os del área administra­tiva de la UNA realizarán hoy su asamblea para luego dar inicio al paro por el rechazo de los recortes presupuest­arios.
Funcionari­os del área administra­tiva de la UNA realizarán hoy su asamblea para luego dar inicio al paro por el rechazo de los recortes presupuest­arios.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay