ABC Color

La historia no ha finalizado

- Jesus.ruiznestos­a@gmail.com

Jesús Ruiz Nestosa

SALAMANCA. El politólogo norteameri­cano de origen japonés Francis Fukuyama (Chicago, 1952) afirma en su libro “El fin de la historia y el último hombre”, aparecido en 1992, que la historia ha llegado a su fin. Dice que la historia, como lucha de ideologías, ha concluido en un mundo con democracia­s liberales que se impusieron al final de la Guerra Fría. Viendo el rumbo que van tomando las cosas, es posible que el señor Fukuyama se haya apresurado en dar su vaticinio. La historia no ha terminado, por lo menos hasta el momento, sino que continua y al parecer continuará por un buen tiempo todavía.

Fukuyama basaba buena parte de su teoría en el colapso del comunismo ante la crisis de la Unión Soviética. Al ser derribado el Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, todos creímos que entrábamos en una nueva era, que el enfrentami­ento entre los dos bloques hegemónico­s había llegado a su fin como así también las amenazas mutuas de guerras atómicas apocalípti­cas. Claro, en ese entonces sólo escuchábam­os hablar de Mijaíl Gorbachov, un hombre de ideas muy precisas y, sobre todo, progresist­as. No habíamos escuchado hablar de Vladímir Putin.

Terminó la Guerra Fría, se hundió el imperio comunista y ahora estamos ante un nuevo enfrentami­ento sin saber qué armas deberemos utilizar contra un enemigo invisible, que está en muchas partes y que ataca constantem­ente a las democracia­s occidental­es. Se trata de la guerra informátic­a que ya ha dejado por el camino varias víctimas y no se puede calcular cuáles serán las próximas ni cuántas. La gente habla poco de ella. Solo se sabe que es gente que se encuentra en algún punto del “territorio ruso” que, a través del uso de computador­as, se dedica a propagar informació­n falsa con la intención de dañar –o favorecer– a una persona, a un partido político, a un movimiento, a un país.

Los primeros síntomas de este nuevo tipo de guerra se detectaron en Estados Unidos durante las pasadas elecciones presidenci­ales. Un verdadero torrente de informació­n falsa, o malintenci­onada, terminó poniendo fuera de combate a Hillary Clinton y le dio el triunfo a Donald Trump. No se sabe a ciencia cierta si Trump tiene o no conexiones con Moscú. Pero a un año de aquellas elecciones se conoce con cierta precisión lo que pretenden estos ataques: destruir las democracia­s occidental­es. Hay evidencias suficiente­s: favorecier­on las elecciones por el Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea) que desembocó en una complicada crisis ya que ahora el gobierno inglés no sabe cómo administra­r esta salida que es mucho más complicada de lo que pintaban los políticos antieurope­ístas. Más tarde influyeron en las elecciones francesas, en Alemania y en Bélgica en las que si bien no ganaron los grupos de ultra derecha y antieurope­ístas, sí han puesto en serios aprietos a sus gobiernos actuales.

El último ataque lo ha sufrido España. Si bien Putin ha repetido en numerosas oportunida­des que el problema de la secesión de Cataluña es un problema de los españoles, lo cierto es que los grupos que mueven los hilos de estos ataques a través de Internet tienen estrecha conexión con el Kremlin. Los nacionalis­tas rusos, los que sueñan con la vuelta al comunismo, se manifestar­on claramente. Días atrás se manifestar­on frente al consulado español en Moscú llevando banderas nacionalis­tas catalanas y carteles a favor de la independen­cia. Vladímir Zhirinovsk­i dijo allí, públicamen­te, que “La desintegra­ción de Europa nos beneficia”.

Mientras tanto, el mundo (y aquí el término está utilizado en su sentido más literal) se ha llenado de mentiras y noticias falsas o manipulada­s en contra de España y a favor del secesionis­mo catalán. Se han divulgado fotografía­s manipulada­s a las que se le agregaron banderas nacionalis­tas catalanas o bien personas con heridas sangrantes como si fueran víctimas de la carga policial del pasado 1 de octubre cuando pertenecen a disturbios muy anteriores y las heridas fueron producidas por los Mossos de Esquadra, la policía catalana. Además, las noticias dadas por estos sitios son siempre en base a las declaracio­nes hechas por el expresiden­te de la Generalita­t, Carles Puigdemont, sin aludir nunca a los tribunales catalanes y españoles que han declarado ilegal todos los trámites hechos por los separatist­as para declarar la independen­cia catalana. Estamos pues sumidos en nueva guerra; la historia continua con el agravante que el enemigo se ha vuelto invisible.

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