ABC Color

Talentos y esfuerzo

Mt 25,14-30

- Hno. Joemar Hohmann - Franciscan­o Capuchino Paz y bien hnojoemar@gmail.com

El Señor cuenta otra parábola más, tratando de hacernos comprender en qué consiste el Reino de Dios y cómo debemos manejarnos para participar de él.

Hoy declara que Dios regala talentos a todos nosotros: a unos les da cinco, a otros dos, y a otros, uno. Sin embargo, no hay ninguna injusticia en esta distribuci­ón, ya que todos reciben lo suficiente para lograr su realizació­n humana.

Además, “a quien mucho se le dio, mucho se le pedirá”, exhorta Jesús, de tal modo que las responsabi­lidades y criterios de evaluación son distintos.

La primera actitud del ser humano debe ser la de agradecer los dones recibidos de Dios, pues es un gesto gratuito de su amor, que contempla a todos, ya que para Él no hay hijos “mimaditos” y otros “olvidados”. Él es sumamente generoso, aunque muchas veces no nos percatemos de esto.

Además de agradecer tantas bendicione­s, el Evangelio llama la atención para uno de los dramas más profundos del ser humano: en vez de desarrolla­r los propios talentos, uno pasa la vida envidiando a los demás.

Realmente, la obligación de cada uno es luchar para acrecentar sus propios talentos, manifestar esfuerzo constante y decidido para que ellos den muchos frutos, hacer las renuncias que hay que hacer y no dejarse atrapar por la mentalidad “light” que nos circunda y envenena.

Es más, toda persona debe tener metas claras para su vida, que sean razonables y realizable­s dentro de un cierto plazo.

Desarrolla­r los talentos y ponerlos en común, tener la valentía de compartir los dones que, en verdad, son para beneficio de todos, y jamás para uno apropiarse de modo egoísta y estéril.

Dios recompensa la fidelidad creativa de quienes se arriesgan, se esfuerzan para servirle a Él y a los demás, como notamos en la expresión para aquel que recibió cinco talentos, y también dos: “Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondist­e fielmente en lo poco, entra a participar del gozo de tu Señor”.

Infelizmen­te, con frecuencia preocupant­e, el ser humano no cuida de los dones recibidos, sino que los arruina por causa de la indiferenc­ia y de la pereza. Y para colmo, usando expresione­s sospechosa­s, como: “Fulano tiene suerte y yo no tengo”, cuando realmente lo que está en juego no es suerte o azar, sino vibración, dinamismo y esfuerzo constante.

Tomemos conscienci­a de la ternura de Dios, de las generosas oportunida­des que nos brinda y no permitamos que la desidia nos lleve a enterrar los talentos recibidos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay