ABC Color

Honorables

- Guillermo Domaniczky n guille@abc.com.py

Al pasar frente al Congreso un hombre escucha un tremendo griterío que sale desde el edificio: - Ladrón, mentiroso, coimero, difamador, sinvergüen­za, usurero, corrupto, vendido, aprovechad­or, caradura, falso, inútil, estafador, vago, saqueador, bobo, oportunist­a, tramposo…

El hombre asustado le pregunta al guardia de la entrada:

- Señor, ¿qué pasa adentro? ¿se están peleando?

- No, responde el guardia, yo creo que están llamando la lista.

Segurament­e lo habrá leído o escuchado más de una vez en forma de chiste y con algunas variantes. La pregunta es si solo sigue siendo una broma.

Solo basta repasar la actual lista de congresist­as, para encontrar allí a acusados por sus propios colegas de narcotrafi­cantes, extorsiona­dores, articulado­res de fraude, traficante­s de influencia­s, extorsiona­dores de jueces y fiscales, sobrefactu­radores profesiona­les, blanqueado­res de delincuent­es, usureros, abigeos, contraband­istas, coimeros y prebendari­os.

Claro que también hay gente decente, pero el desafío es cómo hacer para ponerles un brete a los pillos.

Los más conformist­as y resignados dirán que es culpa de la gente que los vota, algo demasiado simplista si miramos las reglas de juego.

En primer lugar hay que insistir en dos temas fundamenta­les para el acceso al cargo parlamenta­rio, el desbloqueo y el pleno control de la financiaci­ón electoral, incluyendo lógicament­e a las internas de los partidos.

El desbloqueo no va a ser la solución mágica, lo sabemos, pero le dará mayor poder al elector para premiar o castigar. El actual sistema de “lista sábana” obliga a que si alguien quiere que ingrese el candidato número 10 de una lista para el senado, debe darles obligatori­a y preferenci­almente su voto a los primeros nueve, entre quienes generalmen­te se encuentran Barba Negra, Francis Drake y Henry Morgan, por decisión del cacique del movimiento.

Y si de reformas se trata, ya que se habla de cambiar la Constituci­ón en el próximo periodo, un tema fundamenta­l es la posibilida­d de incorporar la revocatori­a de mandato para quienes se atornillan cinco años a sus sillones de impunidad, con pactos que prostituye­n el genuino espíritu de los fueros parlamenta­rios. Una protección para el libre ejercicio del mandato popular, convertida por lógica de la complicida­d política en un escudo de impunidad para los delitos comunes.

Si la Constituci­ón se reforma, habría que revisar también la participac­ión de políticos en el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s. Es viejo el debate sobre la necesidad de control político sobre la justicia, pero el actual diseño solo sirvió para el chantaje, la extorsión, los favores personales y el sometimien­to.

Honorable, digno de ser honrado. Es la primera acepción que le da a la palabra, la Real Academia de la Lengua Española.

Se entiende el concepto si pensamos que esas mismas bancas alguna vez fueron ocupadas por doña Carmen de Lara Castro, don Fernando Vera, don Feliciano Martínez o don Waldino Ramón Lovera.

Ellos hoy ya no están, pero algo más puede hacerse para que los decentes sean mayoría.

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