Venezolanos compran comida por cucharadas
Venezuela es el país con mayores reservas de petróleo del mundo, pero el empobrecimiento al que han llegado tras 17 años de chavismo les ha abocado a comprar cucharadas de comida para intentar paliar la crónica escasez de alimentos.
CARACAS (EFE). Productos de consumo diario como el café, la harina, la leche y el azúcar son ofrecidos ahora en bolsitas que pesan entre 50 y 150 gramos, cuyos precios suben cada día en los puestos ambulantes de los barrios populares al margen de las regulaciones impuestas por el gobierno de Nicolás Maduro.
En la populosa redoma de Petare, ubicada en la barriada caraqueña del mismo nombre, vendedores ambulantes venden cuatro cucharadas de azúcar por 4.000 bolívares (poco más de 1 dólar según la tasa oficial de cambio más alta).
Con este precio, un venezolano que, como la mayoría de los trabajadores y todos los pensionistas del país, perciba al mes el salario mínimo (53 dólares), gana por día el equivalente a 6 cucharadas de azúcar.
Los revendedores, conocidos en el país sudamericano como “bachaqueros”, ofrecen otros productos como el café en bolsitas de menos de 50 gramos a dos, tres, cuatro o cinco bolívares, dependiendo de su peso.
Esta forma de comercio se viene registrando en el interior del país desde hace meses y se ha extendido en mercados de la capital venezolana en las últimas semanas, al mismo tiempo que el Parlamento (anulado por el régimen chavista por tener mayoría absoluta opositora) informaba de una inflación anual acumulada hasta octubre de 825%.
Otros productos como el champú y el jabón de tocador también han engrosado la oferta del mercado liliputiense venezolano, que arrancó con ítems del consumo directo y ahora incluye algunos de higiene personal.
El champú, el jabón y el aceite vegetal, por ser líquidos, son entregados al comprador en pequeñísimos envases de menos de 250 mililitros y, en ocasiones, con tapas o sellos improvisados.
En medios locales han circulado varias denuncias de fraudes con estos productos, por parte de oportunistas que ofrecían aceite de cocina ya usado o cal en lugar de harina de trigo.
Las autoridades no han hecho pública ninguna detención por casos como estos, que han sido expuestos en ciertos estados.
Al calor del desabastecimiento generalizado de bienes básicos, el mercado de los “bachaqueros” no para de crecer en toda la geografía nacional, e introduce ahora esta mutación minimalista del comercio para seguir siendo accesible a los bolsillos de los venezolanos, cada día más pobres.