Unidad a cara de perro y con sed de revancha
Marcos Cáceres Amarilla
No sabemos si Mario Abdo Benítez, candidato colorado electo para los comicios del 22 de abril próximo, sabía el panorama que le esperaba luego de las elecciones internas colorada, en caso que ganara. En cambio, por la forma que está actuando Horacio Cartes, parece que él no tenía como presupuesto que su candidato perdiera.
Así las cosas, a pocas semanas de las elecciones generales, los dos sectores colorados que disputaron recientemente la interna siguen en la misma actitud de confrontación y no se preocupan de ocultarlo, ni siquiera para dar una apariencia de unidad.
En uno de su primeros discursos post-interna, Cartes habló en un tono que sonaba entre resentido y amenazante, como si le costase aún digerir lo ocurrido.
Habló de unidad partidaria e instó a sus seguidores a votar por la lista 1 en abril próximo, pero dejando muy en claro que sus adversarios, de perder, no hubieran hecho lo mismo. Les adjudicó así la condición de traidores en potencia. Puntualizó que su sector político interno no sería como ellos. Léase: no se portaría como un traidor.
Adelantó además, para despejar cualquier duda al respecto, que se quedará en el Partido Colorado a dar pelea a estos mismos adversarios que lo derrotaron hace poco. Eso quiere decir que ya está pensando en la interna partidaria de 2020, que coincidirá con la elección de candidatos colorados para la elecciones municipales de ese mismo año.
Leyendo entre líneas y hablando con algunos cercanos, advertimos que Cartes cree que, durante su administración, estos dirigentes colorados, a quienes considera intrínsecamente traidores y desagradecidos, le hicieron las cosas difíciles, trabaron su gestión, se aliaron con sus enemigos en el Congreso, etc. Todo eso, pese a que él sacó al partido de su estado de postración y derrota en 2013, gastó su tiempo y su dinero en la empresa y dio cargos y beneficios a varios de los dirigentes.
Obviamente, piensa devolverles con la misma moneda, aunque lo diga en forma elíptica.
Cartes promete a Abdo Benítez y su equipo un respaldo a regañadientes y solamente porque la alternativa de que Efraín Alegre gane las elecciones sería peor para él, ya que tendría asegurado un férreo control sobre los actos de su administración y sobre sus negocios particulares.
De todas maneras, no hay que descartar que el mandatario saliente evalúe con cuidado si, finalmente, no le convendría que gane un opositor, como ocurrió en el 2008. De esta manera, eliminará definitivamente a Abdo Benítez como rival interno y luego tendrá, para el siguiente periodo (2023-2028), el mismo escenario que tuvo en 2013, con un Partido Colorado en la llanura, necesitado de un financista que lo salve.
Después de todo, debe creer que con su poder económico podrá enfrentar a Efraín Alegre y además tendrá aliados importantes en el Congreso, con sus amigos senadores y los siempre serviciales legisladores del PLRA que demostraron ser más leales que algunos colorados.
Sin embargo, previamente a todo eso que calcula hacer, Cartes deberá resolver algunas cuestiones importantes. Por ejemplo, cómo hará para asegurar su incorporación al Senado.
¿Le conviene renunciar antes del 30 de junio de este año y jurar ese día con todos los demás senadores electos? ¿A quién dejará para que concluya su mandato en agosto?
¿O culminará él su periodo para incorporarse después del 15 de agosto? ¿Y si no lo dejan jurar, como hicieron en su momento con el expresidente Nicanor Duarte Frutos?
Se avecinan tiempos turbulentos en la política local y la experiencia reciente dice que ningún actor político puede dar por seguro que las cosas se desarrollarán tal cual como lo está planeando.