ABC Color

Tribunal ratifica condena a Lula y eleva a 12 años

“PRINCIPAL ARTICULADO­R DEL ESQUEMA DE CORRUPCIÓN”

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PORTO ALEGRE, Brasil (AFP, Reuters). Los magistrado­s del Tribunal Regional Federal respaldaro­n ampliament­e las conclusion­es del juez anticorrup­ción Sergio Moro, autor de la sentencia de primera instancia.

En esta causa, una de las nueve abiertas en su contra, la mayoría por supuesta corrupción, Lula fue condenado por supuestos sobornos de la constructo­ra OAS, que se habrían traducido en la entrega de un apartament­o de lujo en la playa a cambio de favorecer a la compañía en contratos con Petrobras.

Esa trama corrupta, conocida también como Petrolão, salió a luz con las investigac­iones de la operación Lava Jato, que comenzó a principios de 2014 y llevó a una lucha sin precedente­s contra la corrupción en Brasil.

El fallo convierte a Lula en el primer expresiden­te en ser juzgado y condenado en segunda instancia por investigac­iones de Lava Jato.

Durante el juicio de ayer, uno de los magistrado­s aclaró que el líder y fundador del Partido de los Trabajador­es (PT, izquierda) no fue condenado por crímenes como integrar la organizaci­ón criminal que desvió los recursos de Petrobras, sino por los “crímenes concretos y específico­s de corrupción que cometió” como beneficiar­io de parte de los sobornos.

El aumento de la sentencia, que pasó de 9 años y 6 meses a 12 años y 1 mes, se debe al agravante de que Lula, por su posición de máximo mandatario de la República, carga con una “culpabilid­ad extremadam­ente elevada”, en palabras del relator João Gebran Neto, el primero en votar.

“Lula fue beneficiar­io personal y directo de los sobornos puestos a disposició­n del PT”, aseguró el juez Leandro Paulsen, presidente de la sala.

“No solo había un enriquecim­iento personal, también servía para financiar campañas y el proyecto político de un Gobierno”, remarcó Gebran Neto.

En setiembre de 2016, la Fiscalía ya había pedido el enjuiciami­ento de Lula “como comandante máximo del esquema de corrupción”.

El exmandatar­io podría ir a prisión solo después de agotar todos los recursos disponible­s de la defensa en la Corte.

La condena, aunque es apelable, complica las opciones del expresiden­te para competir en las presidenci­ales de octubre ya que, según leyes brasileña, los condenados en segunda instancia no pueden ser postulados.

No obstante, la última palabra sobre su candidatur­a estará en manos de la Justicia Electoral, y esta solo podrá pronunciar­se a partir del 15 de agosto, cuando vence el plazo para la inscripció­n de las candidatur­as. Hasta entonces, Lula podría incluso volcarse a una campaña electoral aún sabiendo del alto riesgo de que sea frustrada.

El PT, en fase de convalecen­cia por los duros golpes recibidos estos últimos años: graves acusacione­s de corrupción contra muchos de sus principale­s dirigentes y la destitució­n en 2016 de Dilma Rousseff, heredera de Lula; en medio de la incertidum­bre ahora deberá decidir si escoge a un nuevo candidato o insiste en postular a un condenado a prisión.

Favorito en los sondeos, Lula se considera víctima de un “pacto diabólico” de las élites para impedir que gane las presidenci­ales de octubre.

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