Hijos se suscribieron como millonarios
Yerutí Díaz Morínigo (23) y Alejandro Díaz Morínigo (22), sin haber trabajado nunca, de la nada se convirtieron en prósperos inversionistas dos años después de que el padre, Javier Díaz Verón, asumiera como fiscal general del Estado.
Los jóvenes consignaron aporte en efectivo de G. 500 millones cada uno en Canto Rodado SA, firma que integraron con la madre, María Selva Morínigo. La esposa de Díaz Verón figura con un aporte en efectivo de G. 1.500 millones.
Canto Rodado en total fue integrado con G. 2.500 millones, en efectivo, según las escrituras. A través de esta sociedad, la mujer es accionista de Salty River, donde puso G. 500 millones.
Díaz Verón había argumentado que la prosperidad de su esposa es a raíz de la indemnización que cobró en el Fondo Ganadero en concepto de Retiro Voluntario. Morínigo cobró G. 203 millones al salir de la institución. Es decir, lo que cobró no llega ni al 10 % de lo que invirtió en ambas sociedades junto a sus dos hijos.
Los hijos acababan de terminar el colegio cuando pasaron a formar parte de Canto Rodado con aporte de G. 500 millones cada uno. Díaz Verón escondió esta situación y hasta ahora no explica sobre los millones de la familia.
Cabe recordar que además de afortunados, los hijos de Díaz Verón también ejercieron sus influencias en el Ministerio Público. Amigas y compañeras de Yerutí así como amigos de farra de Alejando consiguieron cargos sin concurso previo en la institución, gracias estos “bondadosos” jóvenes.