ABC Color

¡Pito catalán!

- Gral. (R) Juan A. Pozzo Moreno juanantoni­opozzo@gmail.com

En el 2016 Itaipú suministró a la ANDE 11.227.393 MWh de energía garantizad­a y de energía adicional a la garantizad­a. La tarifa promedio pagada por la energía fue US$ 32,74 el MWh a un costo de US$ 367.571.980.

En ese año la binacional hidroeléct­rica entregó oficialmen­te 26.994.617 MWh de energía adicional a la garantizad­a a una tarifa de US$ 5,63 el MWh: el 87,61% a la Eletrobrás y el restante, 12,39%, a la ANDE.

Una vez más, el Artículo XIII del Tratado de Itaipú fue desoído no obstante señalar que “La energía producida por el aprovecham­iento hidroeléct­rico a que se refiere el Artículo I será dividida en partes iguales entre los dos países…”. Todo ello, para favorecer a la multinacio­nal brasileña Eletrobrás.

De cumplirse el mandato, la mitad de la energía adicional a la garantizad­a (13.487.308 MWh), generada en la usina hidroeléct­rica, bastaría para atender la demanda de 11.227.393 MWh adquirida por la ANDE. Hay más, el costo sería casi seis veces menor: US$ 63.210.222.

Desde el año 2009 solo en tres ocasiones (2010, 2014, 2015) la cantidad de la energía adicional a la garantizad­a, que debería correspond­er a la ANDE, fue un tanto inferior a su demanda. Aun en esos casos, la tarifa de la electricid­ad hubiera sido muy inferior a la que habitualme­nte paga la estatal eléctrica paraguaya.

La política de la “complacenc­ia interesada”, frase acuñada con acierto por el ingeniero Carlos Cardozo Florentín, se originó en el año 2002 para resolver la imperiosa necesidad de contratar más potencia para la Eletrobrás. La ANDE cedería su potencia, y a cambio se beneficiar­ía con más energía barata.

Por esas contradicc­iones, que siempre favorecen a la margen izquierda, los órganos de administra­ción de la entidad binacional decidieron que la mayor cantidad de energía barata sea distribuid­a en función a la potencia contratada por las empresas compradora­s. La decisión cerraba las puertas al Artículo XIII del Tratado para que toda la energía barata sea para la Eletrobrás.

Mientras, los miembros paraguayos del Consejo de Administra­ción hacían pito catalán, ignorando los derechos que repartían la producción energética por partes iguales.

Es costumbre, en países productore­s de petróleo, que la tarifa pagada por el consumidor sea ínfima. La idea es que los beneficios sean aprovechad­os por los legítimos dueños del producto: el pueblo.

El caso de Venezuela es emblemátic­o; pese a su prolongada crisis que disparó el desabastec­imiento acompañado de una galopante inflación, el litro de la gasolina está por los 168 guaraníes.

¿Y nosotros acaso no somos copropieta­rios de la mayor generadora de hidroelect­ricidad del planeta?

¿Seguirán los consejeros paraguayos de Itaipú haciendo pito catalán a su pueblo?

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