ABC Color

Los niños y jóvenes necesitan un campeón

- Isabel Ortiz

He pasado mi vida entera en la escuela, o hablando de la escuela, o de lo que le pasa a la escuela. Provengo de una generación de docentes. Mi madre se ha dedicado a la docencia toda su vida y aún a sus 75 años, sigue enseñando… y yo he dedicado más de 30 años de mi vida a enseñar.

Entonces, sobra decirlo, he tenido la oportunida­d de oír, ver y palpar las reformas educativas desde diversas perspectiv­as.

Nos han dicho qué enseñar, como enseñar, nos han contado por qué los alumnos no aprenden, qué circunstan­cias atentan contra la educación, pero de lo que rara vez se nos habla es sobre el valor y la importanci­a de la conexión humana, de las relaciones.

James Comer dice que ningún aprendizaj­e significat­ivo puede ocurrir sin una relación significat­iva. George Washington Carver dijo que todo aprendizaj­e pasa por entender las relaciones. Todos nosotros hemos sido influencia­dos en nuestra vida por un maestro o un adulto, con quienes hemos entablado buenas relaciones.

Durante años he observado a los maestros enseñar. A los buenos y a los malos. He oído a algunos decir: no me pagan para que me quieran… lo hacen para que yo enseñe y los alumnos aprendan. Pero los alumnos no aprenden de los maestros a quienes no quieren.

Para tener buenas relaciones se necesitan cosas muy sencillas, tales como: tratar de entender antes de ser entendido; pedir disculpas, cada vez que haga falta; mostrarse falible; permitirse emociones…

Me ha tocado trabajar con niños con muy bajo nivel de rendimient­o y comprensió­n… Niños con tan baja autoestima, que desde el vamos saben que no podrán cumplir con la expectativ­a de sus maestros.

¿Es acaso más importante exigirles algo que no podrán y evidenciar­los, visualizan­do nuestro excelente ojo de maestro? ¿O es más importante trabajar su autoestima, para que sintiéndos­e importante­s, procuren mejorar? Al evaluarlos… ¿Qué es más importante destacar? ¿Los 18 puntos que no logró, o los 2 puntos que sí los pudo? Ya será objeto de trabajo posterior revisar los 18 que no pudo.

YO SOY ALGUIEN…. ¡Y seré alguien mucho mejor cuando salga de aquí! Debería ser la frase que nuestros alumnos entonen como un himno.

¿Podemos entablar relaciones? ¿Todos los alumnos nos tienen que caer bien? ¿Acaso no es cierto que los alumnos más difíciles nunca faltan a la escuela? ¡Por algo están ahí, porque necesitan conexión, necesitan relaciones!

Y aunque no nos gusten dos o tres de ellos, ¡nunca se deben enterar!

Así que los maestros somos grandes actores y actrices, que nos vamos a enseñar, aunque no nos sintamos bien, aunque sigamos políticas sin sentido, porque somos maestros y enseñar es lo que nos gusta hacer. ¡La enseñanza y el aprendizaj­e deben traer alegría!

¿Qué tan poderoso sería nuestro mundo si tuviésemos niños y jóvenes que no temiesen asumir riesgos, que no tuviesen miedo de pensar y que tuviesen como guía a un campeón?

Todos los niños y jóvenes merecen a un campeón, un adulto que nunca deje de creer en ellos, que entienda el poder de la conexión. Que les inste a que lleguen a ser lo mejor que puedan llegar a ser.

¿Es difícil? por supuesto que SÍ, PERO NO ES IMPOSIBLE… Porque somos educadores. ¡Nacimos para marcar la diferencia!

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