ABC Color

Seguridad jurídica

- Rolando Niella rolandonie­lla@abc.com.py

Por fin se reconoció desde las alturas del poder que uno de los mayores problemas del país es la falta de seguridad jurídica. Más vale tarde que nunca, aunque haya sido muy a su pesar y solamente porque la queja por un juicio amañado provenía de la poderosa Confederac­ión Sudamerica­na de Fútbol y estaba, además, acompañada de la fuerte amenaza de retirar la sede de la Conmebol del Paraguay.

De hecho, la mejor prueba de que la seguridad jurídica no existe en el país es que tal queja (y tal amenaza) no se haya presentado ante el Consejo de la Magistratu­ra o ante la Corte Suprema de Justicia, sino ante el presidente de la República, dejando de paso constancia de la absoluta falta de independen­cia del Poder Judicial.

A nadie se le escapa la ironía de que el tema de la insegurida­d jurídica se haya instalado no por el escándalo de la prevaricac­ión desde el propio Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s ni por las denuncias de enriquecim­iento ilícito contra el Fiscal General, sino por una de esas organizaci­ones que manejan el fútbol en todo el universo a las que, desde el “Fifagate” para acá, todo el mundo considera poco menos que asociacion­es ilícitas para delinquir y que tienen una montonera de dirigentes con uno o los dos pies en las cárceles norteameri­canas y europeas.

A nadie se le escapa tampoco el despropósi­to de que, mientras se habla de insegurida­d jurídica y se airean cada vez más casos de venalidad, prevaricat­o y arbitrarie­dad judicial, de presiones y amenazas sobre jueces y fiscales, que intentan hacer bien su trabajo, y la Corte Suprema de Justicia no se dé por enterada.

O quizás los ministros de la Corte sí que se dieron por enterados y es por eso que han estado tan ocupados, intentado eximirse a ellos mismos y a sus magistrado­s de la obligación de rendir cuentas de su patrimonio al comenzar y al finalizar su mandato… Lo que quiere decir que trabajaban activament­e para que haya todavía más insegurida­d jurídica; ya que, si hubieran podido eliminar de un plumazo la transparen­cia y evitar el acceso a los datos de sus patrimonio­s, sería imposible saber si un magistrado se dedicó alegrement­e a subastar sentencias al mejor postor.

La seguridad jurídica es, desde luego, una de las condicione­s imprescind­ibles del Estado de Derecho. Sin ella la fuerza se impone a la razón, la arbitrarie­dad sustituye a la ley y la corrupción medra al amparo de la impunidad.

Por otra parte, uno se pregunta cuántos ciudadanos están en el Paraguay en condicione­s de conseguir hablar directamen­te (y amenazar) al presidente de la República (que además solo habla con colorados) para denunciar un juicio injusto, amañado y reñido con la legalidad.

Pero además la seguridad jurídica es la piedra angular del prestigio de una nación. Es sobre la base de su seguridad jurídica que un país presenta sus posiciones y defiende sus intereses ante el mundo; es en base a la seguridad jurídica que se consiguen inversione­s y se realizan negocios que promueven el empleo y el desarrollo.

Es incalculab­le el daño que están haciendo al Paraguay con escándalos, como el de González Daher y sus abusos en el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s; como el del fiscal general y su inexplicab­le fortuna; como las listas de candidatos salpicadas de personas imputadas que frenan los juicios con chicanas, gracias a la complicida­d o el miedo de jueces y fiscales.

Finalmente, para terminar de embarrar las cosas, con situacione­s grotescas, que hasta serían graciosas si no fueran tan dañinas, como los dirigentes regionales del fútbol “llorando” (y amenazando) por un juicio “cocinado”, nada menos que al presidente de la República, en lugar de a los organismos judiciales pertinente­s… es decir al Poder del Estado equivocado.

Vaya espectácul­o patético que está dando nuestro sistema judicial no solo dentro de nuestro país, sino también para todo el mundo… ¿De verdad no les da vergüenza?

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