ABC Color

Los años perdidos

- Sandra López slopez@abc.com.py

Desde 1991 pasaron cinco intendente­s por la Municipali­dad de Asunción (hace dos años asumió el número seis) y ninguno logró mejorar la ciudad en 27 años. A los intendente­s debemos sumar los 144 concejales (24 por periodo), de los cuales varios lograron permanecer más de un ciclo y otros saltaron rápidament­e al Congreso.

Los asuncenos los eligió cada cinco años con la esperanza de que elaboren proyectos para mejorar la ciudad, pero solo llenaron de operadores políticos la Municipali­dad. Haciendo un repaso rápido de todas las obras en la Capital notamos que las más importante­s, aunque criticadas hasta el hartazgo por ingenieros, no se debieron a la buena administra­ción del dinero de los contribuye­ntes sino a la gestión del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones. Podemos citar la Costanera José Asunción Flores, que encajonó a los pobladores de la Chacarita; cada vez que llueve copan los espacios públicos (se está construyen­do la Costanera II), la Autopista Ñu Guasu de apenas seis kilómetros, que convirtió en un embudo a la Av. Artigas, los viaductos y pasos a desnivel que se inundan cada vez que llueve; los parques Guasu y Solidarida­d, este último criadero de alimañas.

Todas estas obras, plagadas de corrupción y errores técnicos, fueron financiada­s con préstamos externos gestionado­s por el Ejecutivo. Hasta el Instituto de Previsión Social (IPS), donde los enfermos mendigan por atención médica, contribuyó al hermoseami­ento de Asunción con plata de sus asegurados. La Municipali­dad apenas invirtió en la construcci­ón del viaducto de la Av. República Argentina y Eusebio Ayala, bajo la intendenci­a de la presentado­ra de televisión convertida en política Evanhy de Gallegos. Su predecesor Arnaldo Samaniego invirtió en desagüe pluvial aumentando la cobertura del 5% al 20% en toda la ciudad.

Aún cuando las autoridade­s de turno de la Comuna tuvieron “ayuda” externa en la financiaci­ón de obras, no lograron mantener limpios los cauces hídricos, los espacios verdes y mucho menos las calles libres de baches. Tampoco mejoraron los mercados, pese al dinero que ingresan diariament­e en concepto de canon y alquileres. Al contrario, vendieron los pocos espacios libres del Abasto, por ejemplo, para conseguir más dinero y cubrir el salario de los cerca de 10.000 funcionari­os.

Inclusive entregan graciosame­nte los espacios públicos a los vendedores ambulantes. En la emblemátic­a avenida Quinta está construyen­do 16 casas para que 13 lomiteros dejen de usar sus carritos móviles. Una buena porción del espacio verde del Parque Pavetti regaló para una calle privada.

Si casi no ejecutan obras y encima sus decisiones van en contra de los intereses de sus contribuye­ntes, entonces, ¿hacen falta intendente­s y concejales?

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