ABC Color

Cumbre de América: por qué una dictadura sí, y otra no

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Analistas consultado­s consideran contradict­orio que en la próxima Cumbre de las Américas se haya decidido dejar fuera al autoritari­o gobierno de Venezuela, mientras se mantiene al régimen de Cuba, la dictadura más antigua y sanguinari­a del continente.

WASHIGNTON (EFE). Una edición después de la incorporac­ión de Cuba, la Cumbre de las Américas excluye esta vez a Venezuela.

La canciller peruana, Cayetana Aljovín, anunció este martes que su Gobierno retiraba la invitación al presidente venezolano, Nicolás Maduro, una decisión respaldada por los 12 países del Grupo de Lima y por Estados Unidos.

Es decir, un bloque de naciones que suma más del 90% de la población americana ha querido que Venezuela quede por primera vez fuera de la reunión regional de jefes de Estado: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, más Estados Unidos.

El Grupo de Lima justifica su veto a la presencia de Maduro con la Declaració­n de Quebec del 2001.

“Cualquier alteración o ruptura inconstitu­cional del orden democrátic­o en un Estado del hemisferio constituye un obstáculo insuperabl­e para la participac­ión del Gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas”, indica ese texto.

Para Michael Camilleri, analista de política exterior del Diálogo Interameri­cano, “hay una cierta contradicc­ión entre excluir a Venezuela con base en principios democrátic­os y permitir que Cuba participe en la Cumbre”.

No obstante, recuerda que Venezuela firmó tanto la Declaració­n de Quebec como la Carta Democrátic­a Interameri­cana y Cuba no, “por lo que se puede hacer una distinción sobre esa base”.

El director de Freedom House para Latinoamér­ica y el Caribe, Carlos Ponce, considera que la incorporac­ión de Cuba a la Cumbre de Panamá en 2015 fue simplement­e “un gran espectácul­o que no supuso un avance en democracia y derechos humanos en la isla”.

“El comportami­ento del Gobierno cubano durante la Cumbre de Panamá fue inaceptabl­e. Envió a grupos violentos a amenazar y perseguir a los líderes de la sociedad civil que participar­on”, en reuniones paralelas a la Cumbre.

Esa cita fue “solo un show (espectácul­o)” entre el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, y el dictador cubano, Raúl Castro.

“Creo que fue un error invitar a Cuba a Panamá y creo que es un error invitar a Cuba a Perú. Cuba sigue siendo una dictadura terrible y Venezuela es una narcodicta­dura”, agregó.

El analista del Cato Institute, Juan Carlos Hidalgo, afirma que “Cuba tampoco debería participar en esta cumbre. Sería una hipocresía aceptar a una dictadura estalinist­a consolidad­a, al tiempo que se le niega su participac­ión a un régimen que lo que pretende, con la ayuda precisamen­te de La Habana, es instaurar una dictadura al mejor estilo cubano en Venezuela”.

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Raúl Castro (d), actual dirigente de la dictadura cubana, la más antigua y sangrienta de América, aliado del gobierno venezolano de Nicolás Maduro (i).

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