Uber versus “zona de confort”
Víctor Pavón (*)
Desde que apareció Uber (palabra inglesa que significa lo mejor y que proporciona a sus clientes una red de transportes privados por medio de una aplicación móvil que conecta a los pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio) tuvo que enfrentarse a los gobiernos y a los sectores que pretenden mantener privilegios, como los taxistas tradicionales.
Paraguay no podía ser la excepción. Más bien es la muestra de que los privilegios son una regla difícil de romper. Por supuesto que tratarán de evitar el funcionamiento de este nuevo modelo de servicio para la gente. Hay intereses políticos en las municipalidades que aliados con los dueños de paradas de taxis, prefieren seguir en su “zona de confort”, permaneciendo pasivos ante los sucesos de la vida, prefiriendo la rutina antes que la iniciativa.
Sin embargo, esa “zona de confort” es una conducta engañosa que puede llevar a la depresión a una persona y, es en términos de un servicio prestado al público, sumamente perjudicial para los demás quienes son los que usan un transporte como los taxis. Mientras los que prestan este servicio sigan en su “zona de confort” impidiendo con apoyo del Gobierno que otros compitan, los directamente perjudicados son los usuarios de este servicio.
Afortunadamente y en ese sentido, ha sido la tecnología en estos años la que provoca “sacudones” y despabila a las personas y empresas de sus respectivas zonas de confort. Así, por ejemplo, mencionemos a la educación presencial, en donde la llamada virtual o a distancia se ha constituido en una alternativa competitiva que eleva la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje. Hoy día la enseñanza llamada presencial y virtual renueva mejores relaciones con sus clientes, los estudiantes.
Igual sucede con las empresas periodísticas. Las ediciones escritas a papel que, si bien no desaparecerán como algunos dijeron, encuentran en el digital una mayor cantidad de lectores. ¿Qué hubiera pasado si los docentes e instituciones educativas se oponían a la enseñanza virtual? ¿Qué hubiera ocurrido si los propietarios y antiguos periodistas en el formato papel intentaban impedir el periodismo digital? Hubieran perecido en su intento; pero, los más perjudicados no hubieran sido ellos. Las verdaderas víctimas de los que defienden su zona de confort hubieran sido la mayoría de personas (estudiantes y lectores) quienes son los destinatarios de aquellos servicios.
Son los usuarios los que tienen que elegir entre los servicios que tienen a su disposición, y el transporte de una persona que desea ir a un lugar a otro de acuerdo a lo que considera su bienestar, su seguridad, su costo y el trato que recibe, es una decisión privativa de cada quien. Y a esto es lo que se le llama libre mercado (garantizado por la Constitución Nacional), siendo lo contrario a todo monopolio o privilegios concedidos por el Gobierno en complicidad con ciertos sectores.
(*) Decano de Currículum UniNorte. Asesor de la Asoc. Paraguaya de Universidades Privadas APUP. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado” y “Cartas sobre el liberalismo”.