“Revolución de los paraguas”
“Autoblindaje”... chequeado.
Jubilación VIP… chequeado.
Rechazo a eliminación de lista sábana… chequeado.
Atropello a la Constitución para intento de enmienda… chequeado.
“Quien olvida su historia está condenado a repetirla”, una frase 100% vigente. Algunos historiadores la atribuyen al primer ministro británico Winston Churchill otros a Cicerón (Roma, 106 a.C.).
Los arriba mencionados y el caso de los audios filtrados que revelan grandes esquemas de presuntas corruptelas en el Legislativo y órganos judiciales, nos urgen en las próximas elecciones generales a ejercer nuestra ciudadanía más que nunca: votar para botar a los delincuentes que buscan impunidad.
Acontecimientos graves que involucran a miembros de los tres poderes del Estado, como revelan esos audios, no son de exclusividad nuestra. Ocurren también en otras latitudes y longitudes del mundo, pero donde sucedieron la respuesta ciudadana fue clara y contundente cuando se habilitaron las urnas.
Los resultados de las últimas legislativas celebradas en Francia y en Chile, el pasado año, son una clara muestra de que es posible sacudir con los votos el Congreso para librar a esta institución de la podredumbre, del tráfico de influencias y políticos relacionados con hechos de corrupción, para avanzar como país.
En Chile apostaron por conformar un Parlamento diverso. Debutan como legisladores 92 de los 155 miembros que integran la Cámara de Diputados; y 17 de 43 miembros en el Senado. Además, aumentó la representación femenina que pasó de 16% a 22,5%.
Dieron la espalda a muchos de “los de siempre”, aunque algunos pocos “históricos” continúan. Repartieron bancas entre “outsiders”, caras nuevas y jóvenes; y mantuvieron su confianza en varios exlíderes estudiantiles.
Los chilenos no olvidaron a los indígenas. Otorgaron un cupo en la Cámara Alta a un represente de la comunidad nativa mapuche.
En su apuesta por la renovación, por la diversidad, también ubicaron en el Legislativo a representantes del ámbito deportivo y de las artes.
Pero lo que ocurrió en Francia es mucho más aleccionador aún.
Los electores “barrieron” a los “históricos” del Parlamento atraídos por la propuesta de cambio, de renovación, de “La República en Marcha”, del joven presidente Emmanuel Macron.
El 50% de los 577 diputados electos son ciudadanos debutantes en la política.
Con esto, el Parlamento francés es uno de los más jóvenes de Europa. En promedio sus legisladores tienen 48 años y, como nunca antes, ocupan las bancas más mujeres. Los perfiles también son diversos.
La renovada Asamblea Nacional dio prioridad a los proyectos de ley anunciados por Macron, especialmente a la de “moralización de la vida pública”, ya existente en Paraguay (Ley 5295/14 contra el nepotismo).
Aprobaron la normativa y quedó prohibida la contratación de familiares de legisladores como “asistentes”. Esto incluye a cónyuges, padres e hijos, como también a las parejas de los diputados. La medida se extendió a los ministros del Poder Ejecutivo.
La aplicación de la nueva ley fue de ejecución inmediata y para evitar la impunidad o reincidencias, los legisladores se aseguraron que quienes violen la disposición tengan asegurados tres años de cárcel y una multa.
Convengamos que la premisa “bajo el riesgo está la ganancia” se ajusta a la perfección para el próximo 22 de abril.
Paraguay necesita dejar atrás al “mal conocido”, que nos conduce siempre a más de lo mismo. Chile y Francia lo hicieron, depositaron su confianza en los “nuevos por conocer”, con el regreso a las urnas de jóvenes que dejaron atrás la apatía para revolucionar el Congreso.
“El gobierno puede encerrar nuestros cuerpos, pero no nuestros espíritus”, declaró Joshua Wong, líder estudiantil hongkonés, hoy con 21 años. Sólo tenía 17 cuando se convirtió en uno de los rostros de la movilización prodemocracia de 2014, conocida como “Revolución de los paraguas”, contra el gobierno comunista de China. La lucha fue por reformas políticas y el respeto al voto.
Es de esperar que cuando en abril tengamos comicios, aparezcan miles de “Joshua” paraguayos optando por la renovación parlamentaria que nos permita fortalecer aún más nuestra democracia y avanzar como sociedad más justa.