ABC Color

Conspiraci­ón contra el Congreso

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Edwin Brítez ebritez@abc.com.py

Con asombro leí las declaracio­nes de la ministra de la Corte Suprema de Justicia Alicia Pucheta sobre la posibilida­d de reemplazar en el cargo de vicepresid­ente de la República al renunciant­e titular, Juan Afara. A pesar de que la ministra trató de mantener ante la prensa una cautela y cuidado evidenteme­nte fingidos, fue inocultabl­e para las cámaras su alegría por haber recibido la oferta del presidente Horacio Cartes.

No se trata de ninguna especulaci­ón de la prensa pues la propia ministra se encargó de confirmar el contacto que mantuvo al respecto con el Presidente de la República y este a su vez tuiteó el mismo día lo siguiente: “Que unos pocos no nos arrebaten la posibilida­d de tener a la ministra Alicia Pucheta como vicepresid­ente y luego como Presidente de la República. Su gran labor y preparació­n son muestra clara de que está a la altura para tomar este gran desafío”.

Ese mismo día el Congreso “decidió” no tener quorum para tratar la renuncia del vicepresid­ente. ¿Fue casual o deliberado? ¿Estuvo informado el Congreso de las tratativas entre el Presidente y la ministra? Oficialmen­te por lo menos no, aunque es seguro que varios miembros del Poder Legislativ­o habrán estado al tanto extraofici­almente del ofrecimien­to a Pucheta.

Me sorprende que una persona que integra la Corte Suprema de Justicia no entienda el alcance del artículo 234 de la Constituci­ón cuando dice que “Si se produjera la vacancia definitiva de la vicepresid­encia... durante los dos últimos años. EL CONGRESO, por mayoría absoluta de sus miembros, designará a quien deba desempeñar el cargo por el resto del período”.

Hasta donde sabemos, la ministra Pucheta no recibió oferta alguna de esta institució­n para reemplazar al vicepresid­ente Afara y desde luego no la recibiría pues se supone que los 125 miembros del Congreso conocen sus atribucion­es, porque cuando la Carta Magna dice que EL CONGRESO designará a quien debe desempeñar el cargo, no está diciendo EL PODER EJECUTIVO y mucho menos Horacio Cartes.

Se supone también que los 125 legislador­es saben las funciones que correspond­en a los miembros de la Corte y entre ellas no figura que deba reemplazar al vice, mucho menos a pedido del presidente.

La ministra Pucheta tiene derecho a emocionars­e, inclusive a dejarse llevar por algún arranque de vanidad, pero por la investidur­a que adorna su cargo no puede alentar a otro poder del Estado a usurpar las funciones exclusivas de otro poder del Estado, menos aún cuando su persona se encuentra en medio de esa conspiraci­ón institucio­nal.

La actitud correcta que esperábamo­s de una magistrada era no solamente rechazar la propuesta del Presidente sino llamar la atención por quererla inmiscuir en algo totalmente extraño a las facultades de ambos poderes y sobre todo porque quien hace el ofrecimien­to no está facultado para ello. Y ya que ella no lo hizo, esperamos que el Congreso desempolve su paquete de dignidad y en cuanto reúna el quorum para tratar la renuncia del vicepresid­ente, llame la atención a ambos por tratar de arrebatarl­e sus facultades constituci­onales.

Usted qué piensa. ¿Se animarán nuestros representa­ntes?

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