Más rebeldes de FARC se apartan del pacto de paz
Los rebeldes de las FARC que no se unieron al acuerdo de paz con el Gobierno de Colombia aumentaron cuatro veces más de las estimaciones iniciales de las Fuerzas Militares hace más de un año, poniendo en jaque la resolución de un conflicto interno que dej
BOGOTÁ (Reuters). En febrero de 2017 el general Alberto José Mejía, comandante de las Fuerzas Armadas colombianas, estimó en 300 los desertores de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), que firmó a finales de 2016 un acuerdo de paz con el presidente Juan Manuel Santos para poner fin a un conflicto interno de más de medio siglo.
“Estas disidencias han crecido en algunas partes del país. Inicialmente dieron un salto de 500 a 750, a mil (...) y ahora van en una cifra aproximada de 1.200”, dijo Mejía al explicar que estos grupos operan en forma aislada y no tienen un mando unificado.
En total, más de 12.200 integrantes de las FARC entre combatientes, auxiliadores y presos están en proceso de reincorporación a la sociedad, después de que el grupo entregó las armas a Naciones Unidas y conformó un partido político, que debutó con una baja votación en elecciones legislativas recientes.
La firma del acuerdo de paz, negociado durante unos cuatro años en Cuba, ha permitido reducir la violencia del conflicto armado más extenso de América Latina, pero siguen activos disidentes del acuerdo, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas conformadas por antiguos paramilitares de ultraderecha.
La firma de la paz no supuso directamente el fin del conflicto en las áreas más periféricas.
La sociedad colombiana está dividida entre quienes apoyan y rechazan el acuerdo de paz y la reinserción de los combatientes.
A medida que aumenta el número de disidentes, las batallas por territorios comienzan a recrudecer con el ELN y las bandas dedicadas al narcotráfico intentando ocupar los espacios dejados por las FARC.
“Estos residuales se dedican específicamente al narcotráfico, a potenciar las economías ilegales”, ahondó Mejía.
Reintegración
En su camino de reintegración los exguerrilleros deben superar las muestras de escepticismo y desconfianza de la sociedad, esos resquemores que los sumen en la idea de un futuro incierto.
El 55% de los “exrebeldes” ya se marchó de los denominados “pueblos de paz”. Su salida supone un síntoma y un problema debido a que el Gobierno no tenía un plan pulido para reintegrar a casi 7.000 hombres y mujeres que vivieron aislados de la sociedad durante décadas, desconectados de la vida moderna.
Además, los guerrilleros desmovilizados, muchos de ellos sin más manejo que el de las armas y acostumbrados a mover grandes sumas de dinero producto del narcotráfico, están expuestos a la tentación de sumarse a bandas criminales que les han ofrecido altas cantidades para que ingresen a sus filas, como el Ejército Popular de Liberación (EPL), que se dedica al narcotráfico en la frontera con Venezuela.