Chiquitunga, tema central esto año en Tañarandy
Cientos de fieles asistieron ayer a las celebraciones del Domingo de Ramos en la Catedral Metropolitana. Con el rito del pindo karai se dio inicio a la Semana Santa. El arzobispo instó a “buscar lo humilde y no hacer nada por rivalidad o por vanagloria”.
La celebración eucarística fue presidida por el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela. Minutos antes del inicio de la misa se procedió a la bendición de las palmas en la explanada de la Catedral.
El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa. Recuerda aquel acontecimiento en que Jesús, montando un burrito, entró triunfante a la ciudad santa de Jerusalén, donde fue aclamado como rey.
Durante la homilía el monseñor exhortó a que la Semana Santa sea un momento de amor al prójimo. “El secreto de la convivencia cristiana es buscar lo que es humilde y no hacer nada por rivalidad o por vanagloria. Como entonces, la división, la envidia y las discordias también hoy son escándalos de la división entre nosotros. Por eso, miremos contemplados la humildad de Jesús”.
Agregó “en eso debemos distinguirnos de aquellos que buscan principalmente la realización personal o la de una familia. Si bien son aspiraciones legítimas, sin embargo fueron desvalorizadas por Cristo, por haber tomado el camino contrario. ¡Cómo contrasta la actitud del siervo de Dios, Jesús, con nuestras ambiciones y luchas de poder!”, enfatizó.
Autoridad servicial
Valenzuela resaltó que “como decíamos los obispos en la última carta pastoral, la autoridad es para el servicio. Toda autoridad pública, la de una familia, la de una institución educativa, social, económica, política, cultural o eclesial, la autoridad tiene un único objetivo: servir a los demás, buscar el bien común, realizar la dignidad de cada persona. Eso es imitar la grandeza de Cristo Jesús. Así se es cristiano. Difícil camino, ¿verdad?, pero es la verdad del camino”.
Los jóvenes
En la víspera se recordó en toda la Iglesia Católica la Jornada mundial de la juventud. “Sintámonos unidos a nuestros jóvenes, proclamemos con ellos la misma e idéntica fe de los apóstoles y de toda la Iglesia: solo Cristo el Señor nos obtiene la salvación”, afirmó el arzobispo durante su homilía.
Cientos de personas de todas las edades participaron de la misa, ramo en mano. Grandes ausentes fueron las autoridades nacionales.