Cada vez más, el cartismo se parece al stronismo
Existen muchas semejanzas entre el stronismo y el cartismo por la manera de actuar de sus actores y los métodos empleados para conservar el poder. La mayoría de los colorados votó a favor de poner freno a esta situación eligiendo a Mario Abdo Benítez como
A continuación, semejanzas:
1. Identidad Estadopartido
En el stronismo: los militares podían ser miembros de la Junta de Gobierno, y todos los ministros, civiles y militares asistían a los actos partidarios con pañuelo rojo al cuello.
En el cartismo: “Los ministros van a hacer sus tareas en los horarios de oficina y cada ministro va a poner su pañuelo colorado los sábados y domingos”. (Marito, en San Pedro del Paraná).
2. Estado policíaco
En el stronismo: el Departamento de Investigaciones era el brazo ejecutor de la represión y, en algunos casos, del asesinato de opositores; las seccionales coloradas algunas delataban a los que se resistían a cumplir órdenes superiores. En el interior esa labor cumplían las Delegaciones de Gobierno.
En el cartismo: la policía continúa siendo represiva y el cartismo contrata monitoreadores de redes sociales para identificar a los “rebeldes”. Ahora el candidato presidencial, Marito dice que “delegados permanentes del partido” van a controlar que se cumplan las gestiones de los ministros (...) con pañuelos rojos al cuello.
3. Abuso y prepotencia En el stronismo: se hacía lo que la policía dice que ocurrió y los jueces se limitaban a transcribir partes policiales como algo indiscutible. De esa forma, la “justicia” trataba de encubrir los actos de prepotencia y de abuso de autoridad.
En el cartismo: la policía y los fiscales reciben órdenes –en casos delicados– de los gerentes del cartismo y personas totalmente extrañas a esas instituciones, como por ejemplo Luis Canillas, se encargan de preparar el libreto, que se obliga a repetir a todos los operadores.
4. Crimen político
En el stronismo: los pyrague (delatores) intrigan a los opositores, la policía los captura, interroga y tortura, y en determinados casos los expulsa o elimina haciendo desaparecer los cuerpos.
En el cartismo: abogados pro sistema denuncian, fiscales de la misma línea encuentran las “pruebas” y jueces complacientes acusan. La policía está subordinada a todos ellos, pero sigue siendo la que hace el trabajo sucio de la violencia hasta llegar al asesinato. Sin embargo, la historia negra del stronismo registra varias muertes pero no el asesinato de un opositor en el propio local de su partido, en manos de policías uniformados, como ocurrió en la madrugada del 1 de abril de 2017 en el local del PLRA, donde la policía asesinó por la espalda al joven dirigente Rodrigo Quintana. 5. Cinismo y mentira
En el stronismo: existía toda una campaña de amenazas a la oposición y de mentiras a la ciudadanía para tratar de cubrir los atropellos cometidos desde el gobierno. Se hablaba de “paz y progreso”, de “democracia sin comunismo”, de “unidad granítica del partido” y cosas por el estilo.
En el cartismo: la prensa amiga o propia del titular del Ejecutivo ofrece todos los días un relato diferente, tratando de ocultar la realidad, como hacía el stronismo, prohibiendo publicar los efectos de las inundaciones en las poblaciones ribereñas o cubriendo con madera terciada los campamentos de damnificados.
Un ejemplo constituye la “mesa de diálogo” que convocó el cartismo con los partidos políticos al día siguiente del asesinato del joven liberal Rodrigo Quintana, y el intento de instalar la tesis de que el policía que disparó a la víctima actuó por su cuenta.
El cruce de llamadas y los audios divulgados del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados dicen otra cosa.