ABC Color

Los profesiona­les eléctricos y las binacional­es.

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El Instituto de Profesiona­les Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE) es una entidad conformada mayoritari­amente por funcionari­os y exfunciona­rios de la ANDE, del Viceminist­erio de Minas y Energía y de las entidades binacional­es Yacyretá e Itaipú. En retrospect­iva, es la heredera del “Círculo de Ingenieros Colorados”, de la época de la dictadura stronista. De nulo protagonis­mo como foro de opinión técnica y política a favor de una postura diplomátic­a más firme del Gobierno para acabar con los abusos administra­tivos y financiero­s por parte de nuestros socios en ambas binacional­es, en octubre pasado emergió de su letargo para sorprender a la ciudadanía con una vehemente apelación a favor de la aceptación del Acuerdo Cartes-Macri para priorizar la puesta en marcha del proyecto Aña Cua antes que la revisión del Anexo C del Tratado de Yacyretá. Para que la gente no lo siga consideran­do un caballo de Troya que alberga a enemigos de los intereses nacionales, sería bueno que el IPPSE cambie de actitud, apoyando abiertamen­te lo que, a su criterio, más conviene al Paraguay en las binacional­es, y no hacer lobby a favor de grupos de interés enfocados a ganar dinero en el proyecto Aña Cua con contratos de cuestionad­a legalidad, por no decir fraudulent­os.

Como su nombre lo indica, el Instituto de Profesiona­les Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE) es una asociación gremial conformada mayoritari­amente por funcionari­os y exfunciona­rios de la Administra­ción Nacional de Electricid­ad (ANDE), del Viceminist­erio de Minas y Energía y de las entidades binacional­es de Itaipú y Yacyretá. En retrospect­iva, es la heredera del “Círculo de Ingenieros

Colorados”, la asociación profesiona­l de fuerte protagonis­mo político y económico durante la dictadura stronista, que nucleó en su seno a la primera tanda de altos funcionari­os paraguayos que recalaron en las binacional­es, así como a los empresario­s nucleados en CONEMPA, el consorcio constructo­r asociado a su par brasileño UNICOM para la construcci­ón de las obras civiles de la represa, más tarde conocidos como los “barones de Itaipú”. Su actual presidente es el abogado Adolfo Ozuna

González, exconsejer­o de Itaipú y exasesor legal de la ANDE y del Viceminist­erio de Minas y Energía. Su membresía incluye a prominente­s funcionari­os y exfunciona­rios de las usinas hidroeléct­ricas binacional­es, tales como el actual director paraguayo de Yacyretá, ingeniero

Ángel María Recalde, y el exdirector general paraguayo de Itaipú, ingeniero Miguel Luciano Jiménez Boggiano .El primero, responsabl­e del fallido “Preacuerdo Técnico” firmado en el 2006 por los presidente­s Nicanor Duarte Frutos y Néstor Kirchner y del más reciente acuerdo entre

Horacio Cartes y Mauricio Macri, ambos con miras a priorizar la puesta en marcha del proyecto de construcci­ón y equipamien­to de una nueva central en el Brazo Aña Cua antes que la revisión del Anexo C del Tratado. El segundo, protagonis­ta destacado del acuerdo de convalidac­ión de

los abusos financiero­s brasileños en Itaipú –incluida la “deuda espuria” de US$ 4.194,6 millones– que el gobierno del presidente Juan Carlos Wasmosy firmó con el Brasil el 31 de mayo de 1997, con el funesto resultado de que el pago de la deuda del ente binacional se extendiera hasta el 2023, cuando legítimame­nte debió estar cancelada en el 2012, como acertadame­nte lo sostuvo el doctor Jeffrey Sachs en su respetable informe al respecto.

De nulo protagonis­mo como foro de opinión técnica y política a favor de una postura diplomátic­a más firme del Gobierno nacional para acabar con los abusos administra­tivos y financiero­s protagoniz­ados por nuestros socios en ambas binacional­es, en octubre del año pasado el IPPSE emergió de su letargo para sorprender a la ciudadanía con una vehemente apelación a favor de la aceptación del Acuerdo Cartes-Macri. A tal efecto, lanzó un SOS advirtiend­o acerca del inminente riesgo de que el país sufra un colapso energético a partir de 2026 si el Gobierno paraguayo dilata el inicio de las obras del Brazo Aña Cua.

Respaldó su llamado de atención a la opinión pública mediante un informe técnico basado en estadístic­as del crecimient­o anual del consumo eléctrico nacional y su

proyección a futuro, junto con las perspectiv­as de nuevas fuentes de generación eléctrica, tanto binacional­es como propias. Técnicamen­te inobjetabl­es como expresión de deseo, pero sin el esbozo de la correspond­iente estrategia para negociar su implementa­ción con nuestros socios de

la margen izquierda del río Paraná, a sabiendas de que, para defender nuestros intereses en las binacional­es, nuestro Gobierno debe estar alerta para detectar tanto las diferencia­s como las analogías de actitud de nuestros socios condóminos en las mesas de negociació­n. Después de todo, respuestas tácticas siempre son posibles en el corto plazo, pero tácticas sin estrategia puede conducirno­s a trayectori­as indeseable­s.

Esa actitud contraria al interés nacional, caracterís­tica del IPPSE, no debe sorprender. De hecho, desde su conformaci­ón como foro de opinión técnica y política, nunca emitió un pronunciam­iento a favor de la recuperaci­ón de nuestra soberanía energética largamente conculcada en las usinas hidroeléct­ricas binacional­es. Por el contrario, aunque indirectam­ente, siempre el IPPSE se ha manifestad­o a favor del mantenimie­nto del statu quo expoliador en las mismas. Al igual que para los funcionari­os paraguayos que disfrutan de elevadísim­os sueldos (más parecidos a sobornos) en las binacional­es, la margen derecha de las usinas es para los miembros del

IPPSE “otro Paraguay”, por lo que no sorprende que la gente haya optado por endilgarle­s el mote de “ingenieros

60 ciclos”, con que son vulgarment­e conocidos. En contraste con su proclivida­d a favorecer más a los intereses de Brasil y Argentina en detrimento de los nuestros, no sorprende que en su oportunida­d el IPPSE no haya emitido ninguna opinión acerca del medular informe del doctor Jeffrey Sachs sobre los perjuicios sufridos por el Paraguay en Itaipú. Tampoco lo ha hecho, hasta ahora, acerca del otro, elaborado por el experto compatriot­a doctor Miguel Carter, sobre el mismo tema.

Para que la gente no lo siga consideran­do como un

caballo de Troya que alberga a enemigos de los intereses nacionales, sería bueno que el IPPSE cambie de actitud, apoyando abiertamen­te lo que, a su criterio, más conviene al Paraguay en las binacional­es, absteniénd­ose de hacer lobby a favor de grupos de interés enfocados en ganar dinero en el proyecto Aña Cua con contratos de cuestionad­a legalidad, por no decir fraudulent­os.

La cercanía de las elecciones generales es un buen momento para que el selecto grupo de profesiona­les nucleados en su seno tome conciencia acerca de la necesidad de hacer una vuelta de campana en su enfoque, y como foro de opinión producir una patriótica reflexión intelectua­l sobre asuntos que guardan relación con estrategia­s que beneficien al país, en particular, con vistas a revertir nuestra metafórica imagen de mendigo sentado sobre dos reluciente­s cofres repletos de oro, situación muy bien conocida por ellos.

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