ABC Color

Una gota y se agota

- Caio.scavone@abc.com.py

Caio Scavone

Hace un cuarto de siglo que la entonces aguatera nacional Corposana comenzó a entregar agua a la ciudad de Villarrica y desde esa vez comenzó el calvario aguatero para la ciudad. Igualmente el padecimien­to le alcanzó a la ciudad de Coronel Oviedo. Exigieron el taponamien­to de todos los pozos y aljibes de la ciudad para así poder disfrutar del martirio y la tortura concedidos por esa empresa estatal.

La Corposana (Corporació­n de Obras Sanitarias) fue creada el 26 de octubre del año 1954 con el fin de proveer agua potable a la capital del país. También nació y creció con la obligación de construir el alcantaril­lado de Asunción y la administra­ción de la provisión del agua que, por entonces, era proveída por los aguateros que recorrían la ciudad en sus carritos tirados de caballos.

El 3 de noviembre del 2000 se declaró la transforma­ción de esta corporació­n, juntamente con la Antelco y el Ferrocarri­l Carlos A. López, y pasaron a depender de la Presidenci­a de la República por medio de la Secretaría de la Reforma.

El 11 de marzo del 2002 eclosiona la Essap S.A. (Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay S.A. en vez de la Corposana con derechos privados y de naturaleza jurídica de una sociedad anónima pero que sigue dependiend­o con exclusivid­ad del antojo y decisión de cada Presidente del Paraguay. La Antelco corrió la misma suerte que la Essap ofreciendo la garantía de servir de agencia de colocacion­es para los correligio­narios de turno. El Ferrocarri­l se entrelló contra el suelo y lo descarrila­ron sin asco para que desaparezc­a y ni tan siquiera continuase a servir de atractivo turístico ni otorgar puestos para los planillero­s del momento.

Todas las empresas nacionales que extraen su materia prima de la madre natura pierden plata y como la guerra. La cementera criolla de Vallemí pierde dinero con un material de uso masivo que extrae gratuitame­nte de una parte del globo terráqueo que pertenece al Paraguay. La empresa aguatera chupa el agua de ríos, arroyos y lagos sin costo alguno para que sus estados contables anuncien el saldo rojo. En el caso de Villarrica, la Essap mama del Tebicuarym­í sin costo alguno del líquido.

Villarrica hace años que sufre la carencia de agua potable. Se cerraron todos los pozos que tenían las casas. La entonces Corposana exigió con buenos ojos para que los pozos de agua se convirtier­an en pozos ciegos y con eso todos los pozos quedaron contaminad­os por la conexión cloacal existente entre las napas freáticas de la ciudad.

Además, la empresa aguatera obligó a conectarse con el alcantaril­lado sanitario y, digno de verse y apreciar, en las piletas de tratamient­o de las aguas negras o servidas, la población se nutre de pescados y anguilas. Esta alternativ­a de pesca es todavía un servicio gratuito que otorga la Essap a los ciudadanos de Villarrica.

Además se habilitaro­n pozos artesianos en algunos sectores de la ciudad a cargo de la Gobernació­n del Guairá, pero igualmente la falta de agua hizo cambiar la conducta de los villarriqu­eños: hay que bañarse, lavar la ropa y regar las plantas a la noche, repasar el piso a la siesta y tomar tereré en horas de la madrugada.

La falta de agua en Villarrica es como la insegurida­d, la educación, puentes, rutas y puestos sanitarios y de trabajo que sirvieron a intendente­s y hasta al triunvirat­o de gobernador­es de promesas a convertirl­as en realidades.

Acaba de darse en Villarrica el republican­o abrazo pero los 12.000 usuarios siguen esperando el agua con los brazos cruzados.

Con el agua en gota se agota y se acogota la paciencia...

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