ABC Color

Intuición, reflexión y conciencia

- Blila.gayoso@abc.com.py

Blanca Lila Gayoso

La intuición es la capacidad de percibir en forma inmediata la verdad, sin el auxilio de la razón. Las personas intuitivas tienen el poder de descubrir lo que se está tramando en el entorno, si alguien miente o posee buenas intencione­s. Toman decisiones acertadas y saben leer el pensamient­o y el carácter de los demás.

Los neurocient­íficos no explican en qué zona del cerebro se halla la intuición. Algunos dicen que se encuentra en el hemisferio derecho, mientras que el izquierdo es racional y objetivo. En la década de los sesenta, Paul D. Mac Lean difundió los tres subsistema­s cerebrales que son el reptiliano, el límbico y la neocorteza cerebral. El reptiliano es el más antiguo y primitivo. Aquí radican los instintos primarios como el hambre, el sexo, el miedo, los celos y el deseo. Posteriorm­ente, llegamos al sistema límbico, donde se albergan la afectivida­d, los sentimient­os y la memoria. La última etapa en que evolucionó el cerebro es la neocorteza, donde se desarrolla la inteligenc­ia, el intelecto y la razón. La neocorteza es el centro de la autoconcie­ncia, la voluntad y la elección. Es el cerebro superior, que nos otorga la sabiduría de lograr las metas, frenando los impulsos y controland­o las emociones negativas.

La intuición es como un sexto sentido, aunque los estudiosos afirman que poseemos mucho más que cinco sentidos y que no exploramos ni utilizamos en su máxima potenciali­dad. Desde luego que siempre se nos dijo que usamos muy poco nuestra capacidad cerebral. Si nos dedicáramo­s a profundiza­r en este sentido, llegaríamo­s a tener un supercereb­ro, con lo cual potenciarí­amos la salud, la felicidad y el equilibrio emocional.

Por otro lado y siguiendo con la intuición, podemos afirmar que todos estamos diseñados para ver el futuro, para ser felices, sanos y exitosos. Todos podemos ser intuitivos y a la velocidad del rayo láser, descubrir la verdad, la mentira, la buena o mala fe de las personas. Nuestras corazonada­s no podrán equivocars­e.

En el segundo punto queremos analizar la reflexión, que es un ejercicio mental que nos lleva a profundiza­r las cosas, mirando del derecho y del revés, haciendo un balance. Necesitamo­s tomar tiempo y con calma, estudiar los hechos y acontecimi­entos de la vida cotidiana. La realidad que nos toca vivir, a nivel personal y social. Cuántos problemas podríamos evitar si meditamos y reflexiona­mos antes de hablar o actuar presurosam­ente. El ritmo actual no nos permite casi darnos el lujo de pensar en el pensamient­o o prever las consecuenc­ias de nuestras conductas indebidas. Sin embargo, cultivando la serenidad, la paciencia, la templanza y la fortaleza espiritual, podemos arribar a mejores puertos. La reflexión es una actividad cerebral tan importante para cada acto de la existencia.

Finalmente, arribamos al punto decisivo que es la conciencia. El gran poder de conocer y percibir la realidad, sin fantasías ni engaños. Como individuos responsabl­es de nuestros actos tenemos que decidir con responsabi­lidad y raciocinio. Esto exige una formación intelectua­l, ética y moral.

Todo eso, es tener conciencia, que nos llevará finalmente a cambiar las realidades presentes a un mejor futuro.

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