Urge una agenda país
Hoy, el deber nos llama a seguir construyendo la democracia, utilizando el poder que nos iguala a todos como ciudadanos de una nación: el voto. Cada habitante en edad de participar de comicios y que figura en el padrón electoral tiene la posibilidad de designar a las nuevas autoridades que manejarán las instituciones de nuestro país durante los próximos cinco años, desde agosto de 2018.
Al mismo tiempo, hoy saldrá de las urnas el resultado de la ecuación de las promesas de un país mejor, honestidad, patriotismo y la esperanza de cada elector de un mejor porvenir. Es un escenario ya conocido, aunque con algunos nuevos actores.
En estas elecciones más que nunca se le exige al ciudadano generar el tan anhelado, clamado y aclamado “cambio”, que no comenzará desde arriba. Es momento de dejar cuestionar y exigir todo desde las gradas, es tiempo de comenzar una sana revolución siendo protagonistas porque el cambio no se debe pedir, sino cada ciudadano debe hacer, “desde abajo”. Los electores con sentido de pertenencia deben organizarse y comenzar a transformar el Paraguay.
Una de las formas es que cada ciudadano se comprometa a aportar para mejorar y fortalecer la economía paraguaya. Una de las claves para el desarrollo es la cooperativización, uniendo esfuerzos y sueños.
No habrá cambio mientras gritemos desde las gradas o reclamando a través del teclado y sigamos con los mismos actores políticos. Es hora de organizarse como habitantes, trabajar y exigir una agenda país que involucre a todos los sectores para proyectar el país en materia de educación, salud, economía, obras públicas, derechos humanos, entre otros con planes a corto y largo plazos.
Mientras no exista una agenda país seria, seguiremos pagando sueldos de hurreros y planilleros. Si no existe interés de los políticos, el liderazgo puede recaer en otros sectores, como la Iglesia, para convocar a construir un país con agenda común.
Hoy podemos iniciar el proceso de construir un Paraguay mejor, uno que no termine en cinco años cuando tengamos que volver a las urnas.