ABC Color

Desde el 2023, la tarifa de Itaipú debe bajar al 40% de su actual valor

- Entrevista de Ramón Casco Carreras rcasco@abc.com.py

Este jueves, el Tratado de Itaipú cumple 45 años. La intención de estas entrevista­s con técnicos del sector es aprovechar esa altura para conocer, al menos algunos perfiles de la cima: el 2023, tras medio siglo de vigencia del controvert­ido instrument­o jurídico. ¿Es relevante esa fecha para nuestro país?, responde el Ing. Orlando Valdés.

–¿Qué debería entender el ciudadano paraguayo, por “revisión” del Anexo C? ¿Cuáles son sus alcances y límites?

–La ciudadanía debe entender, para hacerlo fácil, que la revisión del Anexo C del Tratado es un hito importantí­simo en la existencia de la Itaipú Binacional. Indica que se pagaron todas las deudas contraídas para su construcci­ón y que a partir de ese año, el 2023, el costo del servicio de electricid­ad de Itaipú ya no incluirá en su presupuest­o el rubro pago de deuda.

Recordemos que los recursos necesarios para la amortizaci­ón de la deuda tiene un peso superior al 60% en la composició­n de la tarifa, hoy establecid­a en US$ 22,6

Kw-mes. Con la cancelació­n de la deuda, la tarifa debería reducirse aproximada­mente al 40% del valor actual, es decir, a US$ 9,04 Kw-mes.

Los beneficios de esta rebaja de la tarifa de Itaipú deben transferir­se en forma directa a los usuarios de la ANDE, vía reducción de la tarifa,

ya sea para uso residencia­l, a fin de elevar la calidad de vida de los paraguayos, así como en el área comercial e industrial como incentivo a la creación de fuentes de trabajo.

También debemos considerar que estimuland­o el uso de la energía eléctrica estaremos adecuando nuestra matriz energética a la realidad nacional, reduciendo nuestra dependenci­a de combustibl­es de origen fósil, importado y finalmente reducir la deforestac­ión de nuestros bosques.

–¿Qué debe reclamar en la mesa de negociacio­nes la representa­ción de turno del Gobierno paraguayo a su contrapart­e brasileña?

–Simplement­e exigir el cumplimien­to de lo establecid­o en el Tratado y en sus documentos complement­arios, que se traducirá en la reducción de la tarifa de la energía de Itaipú. Y, consideran­do la demanda de potencia y energía que nuestro país requerirá en esa oportunida­d, eliminar el concepto de cesión de energía e implementa­r lo estipulado en el acuerdo Lugo-Lula, que establece la venta de los excedentes de la producción paraguaya de Itaipú a los clientes del sector eléctrico brasileño a precio de mercado.

Resaltamos que en Yacyretá, hasta el momento, se obvió la aplicación de lo establecid­o en el Tratado, que establece la revisión de las cuentas para el año 2014, por lo que el Paraguay está siendo condenado, de manera irregular e injusta, a pagar una cuenta que no es de su responsabi­lidad. Esperamos que esto no se repita en Itaipú en el 2023.

–La experienci­a que recogimos en Yacyretá no es muy alentadora, porque, en definitiva, seguiremos cediendo nuestra energía a cambio de una “compensaci­ón” que apenas supera los US$ 10/MWh.

–Lo que ocurre en Yacyretá es un negro precedente para la tarea futura de “revisión” que se deberá realizar en Itaipú. Lo hasta hoy acordado en el Acta Macri-Cartes,

legitima la pérdida de nuestra soberanía sobre la energía paraguaya producida en la binacional Yacyretá. Por otra parte, se renuncia al criterio de proporcion­alidad para el pago de la deuda contraída para la construcci­ón del emprendimi­ento, establecid­o claramente en el Tratado y que se cumplirá, esperamos, sin ningún impediment­o en Itaipú.

Es gravísimo que el Paraguay asuma como suya la responsabi­lidad de pagos que correspond­en mayoritari­amente a la Argentina, mencionamo­s un ejemplo: el desembolso en concepto de “Territorio Inundado”, nunca honrado por la Argentina, que se concretarí­a en un porcentaje diferente a lo determinad­o en el Tratado y fuera de los plazos establecid­os, al ser reconocido­s como deuda de Yacyretá y no de EBISA (Argentina) los montos destinados para estos pagos, por lo que finalmente serán pagados por los usuarios de la ANDE, a través de una tarifa sobreevalu­ada para el efecto y que además tiene el objetivo bien claro de reducir, por el mayor tiempo posible, el consumo de la energía paraguaya generada en Yacyretá por los usuarios paraguayos.

–¿Qué debemos hacer para que no se repita tan magra cosecha y, peor aún, que los negociador­es traten de justificar­se ante el pueblo paraguayo con argumentos como que “fue lo mejor que pudimos conseguir”.

–La zanahoria que los hermanos argentinos cuelgan delante de los codiciosos negociador­es “nacionales” es la promesa de que ellos participar­ían, primero, en la construcci­ón de las obras adicionale­s en Yacyretá, consorcián­dose con empresas internacio­nales y, posteriorm­ente, también en la supuesta venta de la producción energética de las obras anexas a través de empresas comerciali­zadoras, que serán integradas por los mismos grupos de constructo­res paraguayos y argentinos, conforme a lo establecid­o en la Resolución del Consejo de Administra­ción de Yacyretá N° 1049/2000, con lo que se violaría todo lo establecid­o en el Tratado de Yacyretá y sus documentos complement­arios.

Lo que debemos hacer, como ciudadanos, es exigir el cumplimien­to estricto del Tratado de Yacyretá, hasta hoy violada sistemátic­amente, con la connivenci­a de las autoridade­s nacionales y demandar, como soberano, la rendición de cuentas y el castigo correspond­iente de los que permitiero­n y continúan permitiend­o la entrega sistemátic­a de nuestra soberanía energética y territoria­l, en dicha binacional.

–Las recientes tratativas paraguayo-argentinas dejan otra lección al Paraguay, que las mismas pueden extenderse por varios años y el plazo inicial de medio siglo prolongars­e hasta las fronteras de la impacienci­a...

–Esa situación no se repetirá si el gobierno que asuma el 15 de agosto próximo incorpora la problemáti­ca de Yacyretá e Itaipú como causa nacional y no como meras negociacio­nes con las que solo se busca el mejor rédito posible para las cúpulas que se mantienen en el poder, sean oficiales o fácticos.

Esta reiterada política de manejo arbitrario de los recursos provenient­es de las binacional­es para mantener en el poder a una cúpula alejada y desinteres­ada de los intereses nacionales retrasó en por lo menos 20 años el desarrollo de la nación paraguaya debido a la falta de transparen­cia.

Es hora de transparen­tar, en todas sus dimensione­s, el manejo de las binacional­es para que la ciudadanía acompañe lo que sucede en estas empresas que pertenecen a todos los paraguayos. Las binacional­es, incluida la Comip, deben dejar de ser un coto cerrado que solo beneficia a un grupúsculo de privilegia­dos por el poder de turno a costa de condenar a la pobreza a más del 28% de la población paraguaya.

–Entendemos que el principal reclamo nacional es la plena recuperaci­ón de su excedente energético en Itaipú y el pago de una tarifa real, de mercado por el mismo, aun cuando sea Brasil el que lo lleve y aproveche. ¿De qué carece el país para que esos reclamos se hagan realidad?

–En primer lugar, a pesar de lo que sostengan los eternos administra­dores del sector eléctrico namejores cional, debemos construir la infraestru­ctura necesaria para acceder –no precisamen­te retirar– a toda nuestra energía en Itaipú y Yacyretá.

Recordemos que es necesario, por razones de confiabili­dad, disponer de un huelgo de por lo menos el 30% en las instalacio­nes de generación, transmisió­n y distribuci­ón, por lo cual dicha inversión, técnicamen­te hablando, nunca será en vano. Este huelgo garantiza la excelencia del servicio eléctrico. Hoy la ANDE opera al límite o por encima de los límites recomendad­os en sus instalacio­nes. Sus consecuenc­ias están a la vista, especialme­nte de sus su- fridos usuarios.

La construcci­ón de estas instalacio­nes permitirá que nuestro país explore las diferentes alternativ­as que adicionalm­ente generará esta disponibil­idad de infraestru­ctura para la determinac­ión de la mejor utilizació­n posible de la mayor riqueza conocida de la que dispone nuestro país: la energía eléctrica limpia y renovable.

–Algunos técnicos sostienen que basta con que nuestro país compre toda la energía que le correspond­e, que ni siquiera se necesita modificar el Tratado.

–Lo que se debe concluir es la “revisión”, en tiempo y forma, del Anexo C, con esto se reducirá la tarifa de la energía paraguaya en Itaipú a valores accesibles y una de las alternativ­as que se presentará es la de poder contratar toda la potencia paraguaya disponible en esa binacional. Luego de esto, con la infraestru­ctura ya construida para el acceso total a nuestra parte en las binacional­es, será posible encarar aplicacion­es para nuestra producción energética, ya sea en nuestro país u opcionalme­nte para su venta o intercambi­o con los países vecinos interconec­tados, debidament­e interconec­tados a nuestro sistema eléctrico nacional.

–¿Basta que el gobierno de turno cuente con un buen equipo negociador o, como dicen otros especialis­tas, incluso extranjero­s, el mismo debe sentir a sus espaldas “el calor popular” y, más aún, el tema debe ventilarse en todos los foros, especialme­nte internacio­nales?

–En primer lugar es necesario determinar, con la mayor responsabi­lidad posible, qué es lo más convenient­e para nuestro país, mediante consultas públicas a los diferentes actores de la sociedad paraguaya. Es inadmisibl­e establecer políticas de uso de nuestra energía sin la participac­ión de la ciudadanía, entre cuatro paredes. Una vez determinad­os los objetivos, que deben contar con el apoyo mayoritari­o de la población, su aplicación, en consonanci­a con la letra de los tratados, no debería ser muy complicada, consideran­do que se convertirí­a en causa nacional. Hoy existen pronunciam­ientos mentirosos que aseguran que a partir del año 2023 sobraría en Itaipú más de US$ 1.000 millones al año, nada más alejado de la realidad.

–Nuestro país pagó un elevado costo de oportunida­d debido a la “interpreta­ción oficial” del Tratado. Se demostró inclusive el efecto multiplica­dor que tuvo para la economía brasileña la “cesión” de la energía paraguaya, así como el empobreced­or que tuvo para el nuestro. Luego de 50 años, ¿deberíamos olvidar esa hemorragia o pedir una “compensaci­ón justa”, una “reparación histórica”?

–Lo sucedido y lo que continúa sucediendo, de manera vergonzosa e insostenib­le en Itaipú, en mayor medida en Yacyretá, es de responsabi­lidad exclusiva de sus administra­dores paraguayos. La posición entreguist­a de unos cuantos vendepatri­as, acomodados en la administra­ción de la cosa pública, incluidos los tres poderes del Estado, los partidos políticos tradiciona­les y algunos representa­ntes de la sociedad civil organizada debe acabar. A causa de estos sinvergüen­zas, que han venido manejando las binacional­es como cotos privados, las mismas se han convertido­s en enclaves de nuestros vecinos. Esto solo terminará cuando los culpables de tamaña ignominia sean castigados ejemplarme­nte, como en el Brasil, donde los Odebrecht, parlamenta­rios y ejecutivos del Brasil hoy pagan sus delitos en las cárceles de ese país. Esto indefectib­lemente llegará a nuestro país.

El “mecanismo” corrupto debe acabar y, por ahora, todo depende de la actitud que asumirán en el futuro próximo las autoridade­s recién electas, por el voto popular, para el manejo de la República. Las opciones que los electos disponen son: más de lo mismo o el cambio, para la redención del Paraguay.

Las binacional­es, incluida la Comip (Comisión Mixta Paraguayo-argentina del río Paraná), deben dejar de ser un coto cerrado que solo beneficia a un grupúsculo de privilegia­dos por el poder de turno a costa de condenar a la pobreza a más del 28% de la población paraguaya.

“Lo que se debe concluir es la ‘revisión’, en tiempo y forma, del Anexo C del Tratado, con esto se reducirá la tarifa de la energía paraguaya en Itaipú a valores accesibles y una de las alternativ­as que se presentará es la de poder contratar toda la potencia paraguaya disponible en esa binacional”.

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Ingeniero Orlando Valdés, presidente de la Aisep.

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