ABC Color

Ortega retrocede, pero no cesa el clima de tensión en toda Nicaragua

Nicaragua continuaba ayer bajo un clima de tensión y caos, con 27 muertes en las protestas populares, pese a que el presidente Daniel Ortega revocó el aumento de descuentos a las jubilacion­es, que había desatado las manifestac­iones, pero que mostraron ten

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MANAGUA (AFP). Esos incremento­s fueron la chispa que encendió las protestas iniciadas el pasado miércoles por un grupo de estudiante­s, que rápidament­e se extendió a otros sectores de la sociedad.

“Las protestas ya no son solo por el INSS, es contra un gobierno que nos niega libertad de expresión, libertad de prensa y de manifestar­nos pacíficame­nte”, declaró Clifford Ramírez, un estudiante de Ciencias Políticas de 26 años que participó en el inicio de las marchas.

“Creemos que ya no hay espacio para el diálogo”, agregó Ramírez en una conversaci­ón telefónica.

El estudiante Ramírez considera que la ola de muertes y censura desatada en los días de protesta cerraron la posibilida­d de un diálogo.

“Ya no podemos aceptar más este gobierno, estamos protestand­o para que la pareja Ortega Murillo deje el poder”, sentenció Ramírez.

El presidente y su esposa monopoliza­n el poder en Nicaragua desde hace años.

Un tribunal funcional al gobierno había autorizado a Ortega a la reelección, pese a estar prohibida por la Constituci­ón.

La vicepresid­enta y primera dama Rosario Murillo intentó aliviar la tensión al anunciar en rueda de prensa la decisión de liberar a los detenidos en las protestas, a petición del arzobispo de Managua Leopoldo Brenes, “establecie­ndo las bases del diálogo”.

El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), que ha sido aliado de Ortega en sus 11 años en el poder, mantuvo la convocator­ia a una marcha contra el gobierno, mientras los estudiante­s que iniciaron las protestas insisten en que no cesarán su movimiento.

Igualmente, el clima de distensión que intentó crear Ortega con el retiro de la reforma a las pensiones se disipó con una violenta arremetida policial la noche del domingo en la sede de la Universida­d Politécnic­a, donde estaban atrinchera­dos los manifestan­tes opuestos al gobierno.

Ortega buscó el domingo aplacar la furia de las calles revocando los aumentos en las contribuci­ones obreras y patronales al fondo de pensiones que administra el Instituto Nicaragüen­se del Seguro Social (INSS).

Las manifestac­iones iniciadas por los estudiante­s recibieron apoyo de pobladores de barrios que salieron a sonar cacerolas, obreros y jubilados disconform­es con la corrupción que ven en el gobierno y el deterioro en sus condicione­s de vida.

Las protestas recrudecie­ron el fin de semana, con barricadas de piedras y llantas incendiada­s en las calles.

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Las protestas en Nicaragua revelan un profundo descontent­o contra el autoritari­smo del Gobierno. (AFP)

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