Fiscalía dilata investigación sobre bienes de “magos” aduaneros
La Unidad de Delitos Económicos ningunea las consultas sobre la investigación por enriquecimiento ilícito a los “magos” de las finanzas de Aduanas. La fiscala Alba Rocío Cantero guarda riguroso silencio sobre el estado de las causas y los sospechosos se b
A más de un año de la investigación penal a un grupo de aproximadamente 15 aduaneros, la Unidad de Delitos Económicos todavía no generó un solo resultado. Con una severa reserva que en nada concuerda con el discurso de transparencia que dio la fiscala general Sandra Quiñónez al asumir el cargo, no se brinda información sobre la causa.
La jefa de Delitos Económicos Alba Cantero “no responde”, fue la respuesta reiterada que brindó la encargada de prensa del Ministerio Público ante nuestras insistentes consultas sobre el tema de los “magos” aduaneros. Llama la atención la reserva del Ministerio Público en este caso, ya que desde la institución remiten gacetillas de causas abiertas de todo tipo, pero eso “depende” del informe que generan los fiscales alegó la funcionaria de comunicación.
Mientras tanto los “magos” aduaneros se ríen de la justicia y de los contribuyentes. Luis Roberto Pintos Aguilera, el joven que a los 30 años, oficialmente acumuló G. 4.600 millones en 3 años, gracias a su cargo de oro de jefe de Riesgos en Aduanas, por ejemplo, acaba de volver de unas placenteras vacaciones en Miami y Orlando (Disney), con toda su familia.
Pintos asumió el cargo gracias a una mano que le dio el director Nelson Valiente, quien ubicó al joven como jefe, sin cumplir con el requisito de contar con un título universitario ni la carrera técnica aduanera concluida. Tampoco se realizó concurso de méritos y el mandamás de Aduanas digitó directamente la designación del privilegiado funcionario.
En cinco meses después de ubicarse en el apetitoso cargo, el joven empezó a coleccionar vehículos de alta gama por unos US$ 300.000, adquirió una fábrica de hielo con capital inicial de G. 1.000 millones, montó un spa en una cotizada zona de Asunción para su señora Nancy Fabiola Chamorro, con una inversión estimada de G. 400 millones, compró varias viviendas, etc.
Roberto Fernández Herrera, con un salario de G. 4,8 millones en Aduanas compró acciones y se hizo socio comercial en la fábrica de hielo con Pintos. También convirtió en empresaria a su esposa Mirna Soledad Ortiz Pimienta, una mujer de condición modesta, con operaciones morosas.
Fernández, estaba como jefe de vista en el aeropuerto Silvio Pettirossi, y luego ascendido a cargo de subadministrador por el director Nelson Valiente.