Tiempos turbulentos
Osmar Gómez R.
El entramado de intereses entre la salida del actual Gobierno y la llegada del próximo está generando fuertes fricciones. A la muy temprana interna entre los senadores electos de la ANR, se sumó la incomodidad por la decisión de apurar el cambio de la sede de la embajada en Israel y la eventual revisión de los acuerdos que permitan al presidente Horacio Cartes llegar a la Cámara de Senadores.
La designación a mitad de semana de Alicia Pucheta como vicepresidenta de la República escapó por muy poco a esas fricciones. En algún momento estuvo a punto de quedar en la nada. Solo la figura que representa la exmagistrada logró mantener el acuerdo en pie; pero la segunda parte de ese proceso, asumir la presidencia de la República en reemplazo de Cartes, está muy cerca de naufragar.
El escándalo que estalló con el lavado de dinero que tiene como cabeza a Darío Messer, un hombre muy cercano al Presidente de la República, podría terminar haciendo encallar la llegada de Cartes a la Cámara de Senadores. Las alianzas están empezando a resquebrajarse.
Fernando Lugo, presidente del Senado y quien debe tomar juramento a los nuevos legisladores, empezó a poner en duda el apoyo al Mandatario. Remarcó que las denuncias de lavado de dinero que implican a una persona demasiado cercana al poder obliga a hacer ajustes. Sin el apoyo del Frente Guasu todo se hace cuesta arriba. Incluso podrían comprometer el respaldo de algunos liberales.
Las declaraciones de Lugo claramente no son definitivas ni cierran las puertas. Es una llamada de atención que necesariamente obliga a nuevas conversaciones. Nuevos diálogos donde eventualmente las exigencias irán en aumento.
Tampoco se puede pasar por alto que el arribo de Cartes a la Cámara de Senadores en julio aún tiene un largo camino que recorrer. Está pendiente una cuestión fundamental. La Cámara de Senadores debe aprobar su renuncia como Presidente de la República, solo así podrá de algún modo asegurar que estará en la Cámara en el próximo periodo.
Si finalmente los acuerdos terminan por romperse, no se tendrán los votos, la renuncia quedará en los cajones y Cartes estará obligado a terminar su mandato el 15 de agosto. En los 45 días que separan a la asunción de los nuevos legisladores y el término de mandato del Presidente de la República pueden pasar muchas cosas. En ese momento los colorados, al menos los más leales, podrían no tener la cantidad de votos para tomarle el juramento tal como ocurrió con Nicanor Duarte Frutos en 2008.
Por ahora nada está definido. El reclamo de Lugo parece ser más bien una maniobra para sacar mayores ventajas, no para dejar definitivamente la mesa de acuerdos. Las decisiones están atadas a los tiempos de la coyuntura y a las necesidades sectoriales.
Los colorados empezaron a explorar caminos alternativos dejando de lado a Lugo, pero no todos están de acuerdo en forzar situaciones para respaldar a un Presidente que hizo todo para dejar de lado a los políticos.
No son pocos los que ven la oportunidad de ajustar cuentas.